Acosta Moliné seguirá su estudios y baloncesto en Canadá
Publicado el 26/08/2022
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CANARIOS EN OTRAS LIGAS
por Agustín
David Acosta Moliné, tiene 18 años y mide 205 centímetros. Hablando de su talla, en 2018, cuando hablamos del nieto del gran Ramón Moliné en Basketmanía, David contaba con 180 centímetros, es decir, en cuatro años ha experimentado un crecimiento de 25 centímetros.
Este jugador, que se formó en el CB Santo Domingo de La Calzada, logrando grandes cosas a nivel insular para los del «tigre», llega a esta web debido a que ha recibido una beca de estudio y deporte que le llevará a Canadá, concretamente a la provincia de Quebec, siendo aceptado por Lennoxville Basketball, dentro de su plan de desarrollo Preuniversitario.
Recordemos que esta joven promesa del baloncesto tinerfeño pasó en esta temporada 18/19 a formar parte del Cajasiete Canarias.
Jugó en las distintas categorías hasta que pasó a formar parte del RC Náutico, con presencia destacada en su equipo EBA.
Su nuevo hogar está vinculado a la Universidad Bishop’s University, en Sherbrooke, en la Provincia de Quebec.
El jugador hará viaje a tierras canadienses, este próximo lunes.
«Una experiencia más para seguir creciendo como jugador y también como persona», nos dice su madre, la ex profesional e internacional absoluta Yolanda Moliné.
David estará siguiendo sus pasos, toda vez que Yolanda dejó Tenerife en edad de formación, lo que le permitió adquirir mayor experiencia cestista, además de «obtener excelentes notas académicas», como siempre me decía su padre, el ex nauta Ramón Moliné, quien, como ya he comentado, vino a ser la mili a la Isla y se quedó para siempre. Eso sí, sin olvidar su estrecha vinculación con su Joventut de Badalona.
Quienes hemos estado atento a su crecimiento como deportista y como persona no tenemos la menor duda de que David aprovechará al máximo esta experiencia y que cuando pasen unos pocos años estaremos hablando de una realidad del baloncesto canario y nacional.
A David Acosta, a Yolanda Moliné, así como a sus abuelos maternos y paternos, desearles paciencia. Porque ver cómo tu hijo/a se va de casa para seguir su camino en el baloncesto es difícil. Eso sí, esta familia, a la que conozco desde aquellos años setenta, ya tiene experiencia en jugar lejos del terruño.
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