El «21» cuelga el silbato después de 851 partidos en ACB
Vicente Bultó cuelga el silbato tras 851 partidos en Liga Endesa (5º en el ranking absoluto), tras un camino tan duro como soñado que le llevó de la nieve de Carmelitas a la historia de la acb
A sus 24 años, poco más de una década después de tomar por primera vez el silbato, la acb tocaba a su puerta. Aquel debut tuvo su asterisco. De hecho, en cada entrevista habla con cariño de un Banco Natwest Zaragoza-Caja San Fernando de la 92-93, “olvidando” que sus primeros dos encuentros, un Dyc Breogán-CB Granada en el cierre de la fase regular y un OAR Ferrol-Barça de Playoff, llegaron un poco antes, al término de la 91-92.
El colegiado habló al periodista Daniel Barranquero sobre su trayectoria y dijo:
“Lo que ocurre es que al final de la temporada anterior hubo una huelga, por lo que buscaron árbitros de Primera B. De repente me vi con Audie Norris haciendo el ademán de lanzarme el balón tras una falta que le señalé, y yo quedándome sin reaccionar. Pero luego tuve la suerte de ir a una liga de verano, en Andorra, y allí conseguí el ascenso a la acb junto a otros siete compañeros. Pasé de estar viendo los Juegos Olímpicos de Barcelona a tener la primera reunión técnica en septiembre. Y comenzó esa etapa tan importante de mi vida. Ahí ya sí me sentí árbitro acb y por tanto le guardo más cariño a aquel partido de en Zaragoza, pues la plaza ya era mía. Mi primer partido con categoría acb”.
A partir de ahí, 851 partidos acb (unos 1500 en el balance global de su carrera) y 31 temporadas más en la élite, 18 de ellas con la vitola de internacional, que darían para escribir un libro. “Los dos primeros años, los más complicados. Supuso un periodo de adaptación, en los que con suerte pitaba 10 o 12 choques por temporada, la mitad de lo que suele sumar el que asciende en la actualidad. Y, sin embargo, todo volvió a suceder en muy poco tiempo: en el 96, con arbitraje de dos, me encargué junto a Betancor de la final de Copa de Murcia, aquella del triple de Creus. Al siguiente año fui a la Copa de León. Mi ciudad, mi gente, el pabellón lleno. Y poco después arbitré mi primera final de liga. Todo avanzó más rápido de lo que suele ser normal”.
De vida familiar, aficionado al tenis y al pádel y sin redes sociales (“No me gustan demasiado, soy más tímido”), el asturiano de nacimiento y leonés de alma tiene muy claro su siguiente reto: “Quiero ayudar a la gente joven porque, en su momento, a mí también me ayudaron. Me gustaría seguir trasmitiendo esa experiencia y aportar ese granito de arena, ligado al deporte mientras veo crecer a mi familia. En la Federación de Castilla y León creamos una escuela de árbitros y he estado como profesor en ella. Deseo seguir vinculado, de alguna forma, al mundo del arbitraje formativo pues pienso que, cuánto más alto llegas, más obligación tienes”.
“La Liga Endesa es la mejor de Europa y participar en ella fue una enorme satisfacción y orgullo”, concluye, haciendo balance como quinto colegiado con más encuentros en la historia de la competición liguera (851), tan solo por detrás de los legendarios 1080 de Martín Bertrán, los 952 de Hierrezuelo, los 870 de Amorós y los 853 de Mitjana. Y es que, por más que Eduardo Galeano definiese el oficio como aquel que sopla los vientos de la fatalidad del destino, este camino, esta maravillosa locura, para Vicente siempre se trató de mucho más que un mero silbato que hacer sonar:
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