«Un ídolo al que queríamos parecernos de mayores», por José Carlos Cabrera
El que fuera base, y de los buenos, del RC Náutico de Tenerife y del CB Canarias, JOSÉ CARLOS CABRERA, publica un emotivo escrito relacionado con Ramón Moliné, uno de los grandes del baloncesto en España, campeón de Liga con el Joventut de Badalona y ocho temporadas en las filas del histórico RC Náutico.
JOSÉ CARLOS CABRERA.-
«Muy mal día para la familia del baloncesto de Tenerife. Ha fallecido Ramón Moliné. Procedente del Juventud de Badalona, recaló por la isla para hacer la mili y fichó en el Náutico en el 67, quedándose aquí como un chicha más.
Aquel Náutico mítico, que jugó unas cuantas temporadas en División de Honor… que se salvaba del descenso por los pelos… que nunca ganó un partido fuera, pero que se pasaba por la piedra a todos en casa, salvo a aquel Madrid de Luik, Emiliano, Sevillano, Aiken, Brabender… que jugaba sin americanos, salvo los dos últimos años con aquel medio hippy Jurcison… y en una olla a presión como era la cancha de la Av de Anaga a las 12 del domingo.
Ramón fue uno de los héroes de toda la tropa de pibes que con 7-10 años empezábamos en esto. Un ídolo al que queríamos parecernos de mayores. Con 1,90 pelado se fajaba por dentro con todos los grandes. Él, finta que finta, y aquéllos, salta que salta…picaban todos. Eso y el tirito de la esquina, con la raya de 3 se hubiera salido.
Fue mi primer entrenador, con 7 años… el primer día no me lo podía creer. En la cancha del Náutico no había aros de mini y al principio nos daba una bolsita de Frutellas si tocábamos la red… luego empezamos a tocar el aro.
El primer partido en la Ciudad Juvenil perdimos 49-0 y en una de ellas voy sólo para el aro, oía chillidos, pensando que de ánimos… y anoté… ¡en mi propia canasta!. Se me quedó grabada la imagen de Moliné, enorme, con los brazos abiertos, partido de risa y mirándome como diciendo ¿qué hiciste? Creo que no entrenó a ningún otro equipo.
Luego volvimos a encontrarnos de otra manera. Profesor de una de sus hijas y, más reciente, tratando de temas de patrimonio con su otra hija, concejala en SC, Yolanda, jugadora internacional -la genética tiene estas cosas-.
La última que nos vimos fue en 2016 en la presentación del libro de Luis Padilla sobre la Historia del Baloncesto en Tenerife.
Y es ahora cuando te das cuenta de que las urgencias de la vida impiden encontrarte más veces con esas personas que han sido importantes para uno y a las que merece la pena echarle unos ratitos.
Moliné ha sido un grande en todos los sentidos y lo vamos a echar mucho de menos. Un abrazo enorme para toda la familia.
Tres fotos importantes… su equipo como crack, su equipo como coach y la última».
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