«Papá, deseo compartir mis victorias o que me prestes tus brazos para consolarme»
PAPÁ:
«No sabes cuanto trabajo me ha costado escribirte estas líneas, pero después de éste mi último juego, creo que he llegado hasta el límite»
Cuelga en un rincón cestista mexicano de Facebook, concretamente en Black Box Basket, este artículo que pudiera muy bien llevar la firma de cualquier niño o niña de nuestro baloncesto tinerfeño. Una reflexión necesaria y que beneficiará a toda la familia. El BALONCESTO es un juego en el que los peques se lo pasan bien. «¡NO LO ESTROPEES, PAPÁ, MAMÁ!»
«Me preocupa mucho que la derrota no la sentí como mía y hace quince días, la victoria tampoco, creo que esto se debe a que yo no soy en la cancha, sino el instrumento que ejecuta los actos y movimientos que tú y otros señores quieren que hagamos, no me explico porque están siempre en las «líneas laterales» e incluso junto a los tableros y las bancas, no hago más que tocar el balón y «caen» sobre mi un caudal de gritos como: iPÁSALA!, ¡TIRA!, ¡CORRE!, ¡CUIDADO!, y lo que continuación pasa es que quiero hacer todo y naturalmente lo hago todo mal en esa y en todas las jugadas.
Te pido papá que me dejes jugar «MIS PARTIDOS», que tú ya jugaste los tuyos y si no lo hiciste, yo no tengo la culpa de tu falta de oportunidades, no quiero ser el reflejo de tus frustraciones.
El otro día que veíamos un juego por la «tele», te enojaste mucho porque un profesional se hizo expulsar por reclamarle al árbitro, a éste último le llamaste «bandido» y sin embargo tú reclamas igual que los otros señores las decisiones de nuestros árbitros e incluso los he escuchado insultarlos, tan confundid@ estoy, que últimamente empiezo yo a reclamar sin saber si esto es parte del juego o no, y me angustia pensar que podría quedarme «sentado» por repetir este vicio que veo en los mayores, incluidos los «profesionales» pero sobre todo tú papá.
Por último papá ¿no habrá manera de que antes de cada partido me des tus consejos, y al finalizar me señales mis errores para tratar de corregirlos? Yo sé que tú conoces mucho de Básquetbol y otros deportes, ¿Podrías regalarme algo de tu tiempo y enseñarme tus secretos, fuera de los juegos de liga?
Todo es para que al momento de jugar, yo me sienta responsable de mis victorias y me importen mis derrotas.
No me quites la creatividad, te aseguro que soy capaz de resolver los problemas que mis contrarios me plantean.
De ninguna manera quiero que esta carta te aleje de mi, yo te quiero en la tribuna junto a mi mamá escuchándoles: ¡VAMOS!, ¡TU PUEDES!, ¡ADELANTE!, ¡MI HIJO, MI HIJO RA, RA, RA!, y al terminar deseo compartir mis victorias o que me prestes tus brazos para consolarme…
No es mucho papá, SOLAMENTE DÉJAME SER YO.
TE QUIERE TU HIJO, EL QUE JUEGA CON EL 10 EN LA CAMISETA».
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