SPAR Gran Canaria puso la «olla express» a máxima temperatura y se regaló un triunfo que le permite respirar

El SPAR despertó a tiempo para firmar una remontada de las que hacen afición frente a un Estudiantes que ofreció una buema imagen (67-65)

ANA DE LEÓN (CB ISLAS CANARIAS)

Laura María Mújica se estrenaba ayer como la primera socia de esta nueva etapa del CB SPAR Gran Canaria. Ella, que se ha abonado a la modalidad Uno+Uno, no podía imaginarse que el primer partido liguero en casa le iba a dejar en la memoria una victoria de época.

Y es que será difícil olvidar los 40 minutos, pero mucho más, los 180 segundos finales. Y no hablemos de los últimos dos segundos y ocho décimas. El Estudiantes había manejado el partido a su antojo ante un desdibujado SPAR. Pero, esto es basket. Y aquí todo es posible.

A cinco minutos para el final, dominaban las mujeres de negro del Movistar. Blanca Millán, una gallega que viene de la Universidad de Maine, lanzó tres canastas consecutivas para sumar ocho puntos y firmar un intento de remontada que lo ponía todo en un pañuelo (54-57), después de haber ido perdiendo de catorce al inicio del último cuarto.

Arica Carter se embolsillaba el partido y todo parecía decidido. 56-62 y 180 segundos por jugarse. Lydia Giomi (en la imagen) que se asoma a la zona rival y recorta tres puntos, errando un tiro libre. Hasta cinco rebotes de ataque tuvieron las estudiantiles en el mismo ataque. Curraban a tope las amarillas. Errores en una y otra zona de todos los colores. Maya Caldwell, muy desacertada toda la tarde noche, enchufó el triple del empate a 65.

Quedaban 5.77. Un mundo. Atacaba Movistar. Perdieron la bola. Tiempo muerto. Funciona la estrategia y la pelota le llegaba a Sika Koné. Tirito de un metro. ¡Canasta explosiva! ¡Remontada! 67-65 ¡Final! No. No. Quedaban tres décimas. Tres. Un mundo en una cancha de baloncesto. Estudiantes aún palmeó en busca de la victoria, pero estaban fuera de tiempo. De locura. Puro basket. Antes de ese éxtasis que de vez en cuando regala el deporte, pasaron muchas cosas.

Pleno de acierto en el arranque del primer cuarto. Parcial de 8-0, con Lydia Giomi dominando en el tramo intermedio, y anotando ocho puntos. Y le salía casi todo al SPAR Gran Canaria que iba cobrando ventajas de hasta 15 puntos, 21-6, pero dos canastas de Arica Carter fueron dándole aire al conjunto madrileño que entraba al segundo cuarto con once puntos abajo.   Y de repente, ¡Plaff!, al equipo de José Carlos Ramos se le bajó la persiana.

No había manera de que vieran el aro, y mucho menos, anotar. Con la presencia en pista de las dos bases estudiantiles, Melisa Gretter y Mariona Ortiz, aquello fue una escabechina. Parcial de 0-22. Incontestable. Sika Koné cometía la tercera personal y el descontrol era general.Ramos lo intentaba parar con constantes cambios, pero no daba con la tecla adecuada. Con 24-30 en el luminoso de La Paterna, una acción colectiva dejó a la júnior Carla Brito debajo de la canasta para cortar la hemorragia. Lydia Giomi y Valerie Nesbitt le dieron aire al equipo amarillo para llegar al descanso con una diferencia de cinco puntos ante un rival que lo bordaba.

En el vetusto vestuario de La Paterna los gritos eran de los que hacen época, tras haber encajado ese parcial de dos a veintitres, anotando tan solo seis puntos el conjunto grancanario. Ya le ocurrió en Zaragoza el pasado domingo, en el tercer cuarto.

El tercer cuarto también fue un cúmulo de despropósitos. Con las amarillas, atascadas en ataque, y el equipo madrileño jugando a buen nivel (11-18).   En ese instante el titular de esta crónica era algo así como: El SPAR pide hora en el psicólogo. Después, el equipo de La Paterna puso la olla express a máxima temperatura y se regaló un triunfo que le permite respirar.   Por cierto, esa primera socia de esta nueva etapa, Laura María Mújica, sabe mucho, mucho, de baloncesto. Ha sido una de las mejores jugadoras salidas de la cantera del SPAR Gran Canaria. Cosecha del 73. Directamente del Rodríguez Monroy. Ayer lo disfrutó.