Carlos Peruga, 600 partidos en la Liga Endesa
“Siento la misma emoción de cuando empecé»
ACB.COM
El pabellón Vicente Trueba de Torrelavega vivió el debut en acb de un joven árbitro de apenas 25 años. Se trata de Carlos Peruga quien, 20 temporadas después está a punto de dirigir su partido 600 en la máxima categoría del baloncesto español.
Será este sábado, en el encuentro que va a enfrentar en el Buesa Arena a Bitci Baskonia y Joventut Badalona, un duelo que, pese al tiempo transcurrido desde los inicios, sigue provocando en el colegiado aragonés la misma emoción de aquellos inicios.
“Desde aquel septiembre de 2001 han pasado ya unas cuantas temporadas. Recuerdo que en aquel momento todo sucedía muy deprisa, tanto en mi vida fuera de las pistas como en el mundo arbitral”, señala Peruga, quien reconoce que le costó aclimatarse a la nueva categoría.
“Conseguí el ascenso siendo relativamente joven y llegando desde una categoría que no era lo que ahora es la LEB, sino una categoría totalmente amateur en la Federación Española. Me costó aclimatarme, me costó adecuarme sobre todo al ritmo tan trepidante del juego”, explica. “Los jugadores eran más físicos, todo sucedía más deprisa dentro de la pista y eso te obligaba a tener un periodo de adecuación, sobre todo porque pasaba de un arbitraje de dos al arbitraje de tres”.
Por eso, de aquel Cantabria Lobos-Gijón Baloncesto en el que debutó tiene esa sensación de vértigo; de todo pasar con enorme velocidad. “En aquel partido mis compañeros fueron Kiko de la Maza y Manuel Martínez. Todo sucedía muy deprisa y yo tardé en entrar. La primera vez que sancioné algo creo que habían pasado ya como unos siete minutos o así”, recuerda.
Ahora, con una extensa trayectoria y la experiencia que eso da, Carlos Peruga sigue sintiendo la misma responsabilidad de entonces, aunque ahora ya no tiene los nervios de aquel joven árbitro.
“Nervios no es la palabra. Lo que yo siento ahora es emoción, porque al final nos gusta esto. A mí personalmente me gusta mucho mi trabajo, me gusta el poder estar a pie de pista, estar valorando un contacto, estar valorando un juego, ver cómo los jugadores interactúan entre ellos, el mismo equipo, entre otros equipos. El respeto que se tienen, las direcciones de un base, de un entrenador… todo eso me encanta. Lo vivo. Es algo que que me emociona”, declara un Carlos Peruga que también reconoce que “antes de un partido, sí tienes ese cosquilleo. Pero yo no considero que sean nervios, simplemente son las ganas que tienes de que todo salga bien”
Peruga considera que “el árbitro tiene que gestionar. Es un gestor de conflictos y eso supone muchas veces tensión. Pero, en esta liga tan competitiva que tenemos, en la que cualquiera puede ganar a cualquiera, yo tengo la suerte de poder estar compartiendo con todos ellos la pista y ser parte con mi trabajo de este espectáculo, de este show”.
En cada partido que le toca dirigir, sus motivaciones son siempre las mismas: “Intento pasar inadvertido individualmente. Los árbitros tenemos un trabajo que es muy importante, pero nosotros no lo somos. Los importantes son los jugadores con sus acciones, los entrenadores con sus tácticas. Nosotros estamos en otro plano y nuestro trabajo es esencial. Pero nosotros tenemos que tratar de pasar inadvertidos, dando al partido la coherencia en el criterio, la credibilidad en nuestras decisiones”.
Ya son más de 20 años los que han pasado desde que Carlos Peruga se inició en el arbitraje acb y, desde entonces, son muchos los cambios que se han ido viviendo tanto en su trabajo, como en el baloncesto en general.
“Lo que ha cambiado del baloncesto es que es netamente mejor. Los jugadores cada vez son más físicos, más rápidos, más técnicos. Y lo que cambia en el arbitraje son los medios tecnológicos, la manera de preparar los partidos, la profesionalización de los árbitros en una Liga tan profesionalizada como es la nuestra”, analiza el colegiado nacido en Zaragoza. “La implementación de medios técnicos, no solo durante el partido sino antes del partido y después del partido, hace que los árbitros hayamos tenido ese salto de calidad, provocando además una mayor exigencia hacia nosotros, algo que tenemos que asumir con la mayor de la naturalidad”.
Carlos Peruga no es amante de dar consejos (“cada persona tiene que ir labrando y trazando su camino. Y los caminos son diferentes para cada persona”), pero tiene claro que “no es bueno marcarse objetivos a largo plazo. El consejo para los más jóvenes, esos árbitros que empiezan su carrera, sería que no equivocaran sueños con objetivos o anhelos con objetivos. El objetivo debe marcarse a corto plazo, que sea algo palpable y que se pueda conseguir. Y después de ese objetivo, el siguiente. El primero debería ser el siguiente partido, esa jugada que comienza, esa transición, ese juego estático. Y estar fresco y atento a cada jugada para tomar la decisión adecuada en cada momento”.
Carlos Peruga empezó a arbitrar de manera casual. “Fue en el colegio La Salle, cuando el hermano Goyo me propuso para arbitrar los partidos y después un amigo me dijo que me pasara por el Comité de árbitros”. Eso fue en la temporada 1994-95. Después llegó la Liga Endesa, la internacionalidad, pitar encuentros decisivos y finales…
¿Le queda todavía alguna meta por cumplir? “Como es lógico, por todo lo dicho anteriormente… Mi meta ahora es el partido que tengo la próxima jornada. Además es el partido en que cumplo 600 partidos y los cumplo con dos compañeros con los que estoy encantado de seguir (Vicente Bultó y David Sánchez). Espero que el partido salga bien, como tiene que ser. Y que, insisto, gane el que lo merezca”, concluye.
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