«Total CONFIANZA en los guerreros de Vidorreta»

AGUSTÍN ARIAS.-

«El CB Canarias puede presumir de contar con una afición fiel. Seguidores de la «fiebre amarilla» desde la etapa del estreno en el colegio Luther King, incluso algunos que estuvieron con el conjunto lagunero en su faceta más humilde, cuando disputaba sus encuentros en la cancha de Anchieta, la Universidad de La Laguna, incluso cuando el RC Náutico, el «eterno enemigo» dicho con comillas, le cedió su pabellón nauta para jugar encuentros de categoría nacional que requería un recinto cubierto en condiciones.

Del Luther King, en la década de los 70, salió la histórica Peña San Benito, incluso la Peña El Porrón, con escasa duración. Cientos de aficionados que ayudaron a crecer al club, adquiriendo sus entradas y siendo socios. Esos pasaron posteriormente, ya en Liga ACB, al Juan Ríos Tejera, escenario de cientos de «batallas», como lo fueron ya en el Siglo XXI en el resurgir de la entidad, de nuevo CIF y nombre de inscripción, pero sin dejar de ser el Canarias «de toda la vida».

Allí se viven los ascensos de Primera Autonómica a Liga EBA, de inmediato a LEB-2, luego a LEB-Oro, pasando a disputar los partidos en un recinto con nombre de un ilustre lagunero y canarista, don Santiago Martín. Y de nuevo, pasito a pasito y no gastando un euro más de los que había en el «calderito», se vivió con pasión, sudor y lágrimas en retorno a la élite, siendo Alejandro Martínez el entrenador que guió a sus hombres a tan prestigiosa competición.

Las cosas se siguieron haciendo muy bien por parte del equipo humano que sigue presidiendo Félix Hernández, consiguiendo convertirse en SAD con capital totalmente repartido entre la masa social y empresariado tinerfeño. De ahí se trabajó año a año con el objetivo de sumar esas 12 o 14 victorias que daban la permanencia. Se estaba en el camino correcto, lo que ayudó a que la población de Tenerife asumiera como suyo al por entonces llamado Iberostar Tenerife.

Un buen número de ayuntamientos se han unido a la causa, como han hecho una larga lista de clubes cestistas, muchos convertidos en colaboradores y otros, casos del CB San Isidro y RC Náutico, como clubes vinculados, en etapas distintas. Lo de ver la hermandad entre la «Fiebre Amarilla» y «La Marea» fue la culminación a décadas de máxima rivalidad.

Se seguía creciendo y llegaron los momentos más brillantes. Posiciones de lujo, gran número de victorias. Clasificaciones para la Copa del Rey y presencia en Play-off… ganándose el derecho a recibir la invitación de la FIBA para disputar competiciones europeas.

Y miren por donde, en la primera edición de la Basketball Champions League, disputada en el «santuario cestista» Santiago Martín, título de campeón que llega a las vitrinas del CBC. Ese mismo 2017, en septiembre, campeón de la Intercontinental, también al amparo de la afición canarista.

Después, en la Copa, victorias en cuartos para vivir, por vez primera en la historia del club, una semifinal, premio que se volvería a repetir. Como el protagonizar una segunda final de la BCL que se perdió ante el potente Virtus de Bolonia.

Cada temporada deparaba superávit, por que indicaba que el camino seguía siendo el correcto. Pasan los años y Aniano Cabrera y Txus Vidorreta logran construir una de las plantillas más extraordinarias de la historia del CB Canarias, fichando a grandes estrellas, caso de Marcelinho Huertas, Gio Shermadini, Sasu Salin… nombres propios que venían a reemplazar a otros ilustres que poco antes nos habían conducido al éxito: Ponitka, Sekulic, Sikma, Tobey, Grigonis, White, Vázquez, Iverson…

En pleno confinamiento llega la mejor campaña aurinegra. Una 20/21 para enmarcar y cuyas páginas finales están por escribir. ¡26 victorias! a día de hoy y con dos jornadas por delante para asegurar la mejor clasificación de la historia: la Tercera plaza que ahora ocupa. 

De por medio, la llegada de un nuevo patrocinador principal, LENOVO, que viene a cubrir la ausencia de IBEROSTAR, marcada por la crisis del sector turístico.

Se afronta la Final a Ocho rusa con la máxima ilusión y con el sueño de conquistar el segundo entorchado y, lo más importante, el MILLÓN DE EUROS que hubiera venido genial para cerrar la 20/21 sin números rojos.

Pero un inesperado revés en cuartos de final de la Champions después de una fase regular y otra de grupos impecable, acabando líder en ambas, tiran por la borda dicho sueño. Fue un palo en toda regla la eliminación ante un Strasburgo francés que, con la permisibilidad de los árbitros, se llevó el triunfo en la prórroga.

Vuelta a casa para comenzar a preparar la recta final de la competición y afrontar los play-off. En los días posteriores, noticias que demuestran que este club está siempre en acción: Renovación hasta 2024 del pívot Fran Guerra, noticia de la necesidad de operar en USA a Spencer Butterfield y el acuerdo de rescisión del contrato con Dani Díez, que de haber sido el tercer MVP del equipo en la 19/20 pasó a disputar apenas diez encuentros en la 20/21 debido a unos complicados dolores de espalda que, incluso, pueden obligarle a dejar la práctica del baloncesto profesional.

Con esta historia viva del CB Canarias es difícil de entender la existencia de gente que, subiéndose al carro de los éxitos, ahora se atreve a pronosticar un final de temporada «calamitoso». Considera que tras las bajas de Díez y Butterfield el equipo se queda mermado de cara a las dos ultimas jornadas y a los play-off. Vamos, que apuestan por la pérdida de la tercera plaza y que a las primeras de cambio los aurinegros caerán en la lucha al mejor de tres por alcanzar las semifinales.

Esto es deporte y claro que puede que no se gane ningún partido más, pero… ¿de verdad piensan que este grupo está roto o mermado?

¿Creen que Shermadini, Huertas, Salin, Fitipaldo, Doornekamp, Guerra, Cavanaugh (que sigue perteneciendo al CBC hasta junio), Sulejmanovic, Yusta, Jenkins, Rodríguez y López se van a venir abajo o dejarán de ofrecer ese juego espectacular que ha llevado a tener en el casillero la friolera de ¡26 victorias!…

No haremos cambiar de opinión a los «derrotistas». Es un imposible porque llevan mucho tiempo esperando un tropiezo para lanzar sus críticas destructivas. Para ridiculizar la gestión de un consejo de administración o el trabajo de quienes evidencian una gran profesionalidad. Podría hasta dar nombres y apellidos.

Afortunadamente estos «coleccionistas de acontecimientos» que optan por ver la botella medio vacía son minoría. Los auténticos «fiebre amarilla», que también sienten como el que más una derrota de SU EQUIPO, incluso se muestran críticos por un mal planteamiento en partidos concretos, multiplican por DIEZ a los pesimistas y están convencidos que los «guerreros de Vidorreta» darán el máximo en cada uno de los próximos encuentros de Liga.

NO a los amigos del pesimismo y SÍ a quienes estamos convencidos que todavía nos quedan algunas cosas por festejar.