Juan Carlos Pérez y Damián Monje reviven los años SETENTA del CB La Victoria
Juan Carlos Pérez, quien en la foto es el primero por la izquierdo de los que están agachados, nos obsequia este texto, en el que hace alusión a un equipo de los años setenta. Y la foto es de otra leyenda cestista del norte de Tenerife, José Damián Monje.
«En la temporada 72-73 se inauguró el Casino o Sociedad del Centro La Victoria y don Alfonso Fernández impulsó un equipo formado por los primeros jugadores de baloncesto de La Victoria y que habían jugado en los finales de los 50 en la cancha improvisada de la plaza Rodríguez Lara.

Todos ellos eran ya casi treintañeros y sus obligaciones no les permitían dedicar mucho tiempo al equipo.
Y luego vino este equipo de la foto de portada renovado en el que todavía estaba Fernando García (primero de la izquierda arriba) pero en la que los demás eran nuevos: Vicente Vivas, que venía como entrenador y jugador y que fue quien nos enseñó a los juveniles los principios básicos de este deporte. Había obtenido el título de entrenador nacional ( uno de los pocos en las islas) y también se hizo cargo del equipo femenino.

En el medio arriba está Moki, que era jugador del Kaiser santacrucero, pero que se le cruzaron los cables y se vino a jugar aquí. Era muy querido por todos por su carácter abierto y aventurero, además de un gran jugador. Falleció en el refugio del Teide hace ya bastantes años.
A continuación, segundo por la derecha arriba, estaba Benito Yanes que con su poder físico excepcional amedrentaba a todos cuantos adversarios pisaban la cancha. Se ganó el respeto del baloncesto del Norte de Tenerife en su dilatada y exitosa carrera deportiva.
Arriba está también, el primero de la derecha, Rafa Gutiérrez, que tenía vínculos familiares en La Victoria, pero que era de La Orotava.

Debajo, a la derecha, Damián Gutiérrez Monje (foto superior), la estrella del equipo, que había sido un jugador sobresaliente en Santa Cruz, codeándose con los mejores jugadores de la época, pero que también decidió venirse a La Victoria, no sabemos si por algún amor incipiente de la zona de La Matanza, de donde procedía su padre.
El segundo agachado por la derecha es el amigo Ildefonso Yumar, de Santa Úrsula, El Rubio, como nosotros le conocíamos. Muy disciplinado y fuerte, siempre estaba entre los habituales de las alineaciones.

Francisco Javier, en el centro abajo, venía a entrenar desde el Sauzal y su peculiar carácter afable y colaborador era muy importante para hacer equipo.
Diego José Domingo Estévez, segundo por la izquierda abajo, tenía unas condiciones atléticas que le permitirán destacar en cualquier deporte que practicara. Venía de ser un gran jugador de tenis de mesa y destacaba siempre por su fuerza explosiva y su elasticidad. Era el mejor jugador de futbolín que he conocido.

El otro de al lado, primero por la izquierda abajo, era un piojo pegado en ese equipo porque jugaba en el equipo juvenil y lo llevaban para completar equipo.
Y por qué escribo todas estas cosas a estas horas intempestivas de la noche? Porque creo que es bueno recordar aquellos años felices de nuestras vidas, porque no tengo otra cosa mejor que hacer en este momento y porque les tengo a todos/as los/las que compartieron conmigo aquella época dorada un gran aprecio y cariño.
Bueno… Ya no digo más boberías por hoy.

Francisco Monje
Publicado el 10:11h, 25 octubreSiempre el futuro es incierto, lo único realmente cierto es el placer del recuerdo, y más cuando se ha colaborado tan intensamente en el deporte de nuestras pasiones, como se ha reflejado en este artículo.