Las fotos antiguas, el legado que pasa de abuelos a hijos y a nietos

Hay quienes afirman que lo de «mirar atrás… ni para coger impulso». Sin embargo cuando se trata de recordar la historia del baloncesto tinerfeño todo lo que se vea resulta cuanto menos nostálgico y tremendamente agradable, de manera especial para quienes tenemos canas y seguimos enganchados al BA-LON-CES-TO.

AGUSTÍN ARIAS.-

Conozco a docenas de jugadores de los años 50, en la actualidad por encima de las siete décadas de vida, que enseñan a sus nietos/as con enorme sentimiento fotos de cuando ellos eran los protagonistas sobre el piso de cemento. También quienes, recién jubilados, intercambias «cromos» con sus hijos, para disfrute de la familia.

La importancia de los medios de comunicación siempre ha alcanzado su máximo valor, y agradecimiento, precisamente cuando en casa conviven hasta tres generaciones: los abuelos que competían con zapatillas que duraban una o dos temporadas; los hijos, ya con mayores comodidades, incluidos los chándals y botas distintas para entrenar y jugar , y los nietos, quienes hasta se empapan los sistemas de juego a través del móvil.

Y, en esas reuniones familiares y gracias a los recortes de prensa bien guardados por abuelos y papás, es posible comprobar cómo todos han trabajado por lo mismo: ser buenos y sanos deportistas desde la educación.

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Y les recuerdo una anécdota que vivé un día en la redacción de El Día. Me llaman de centralita para decir que subía a verme «un señor que dice ser amigo suyo del baloncesto». Me levanto a recibirlo y, grata sorpresa, era el base del Náutico y del Canarias Ramón Barrera. Venía con su hija y el objetivo de la visita era: «poder mostrarle a mi hija fotos y recortes de prensa que puedas tener a mano de cuando yo jugaba en el Náutico y en el Canarias, porque con lo que le cuento no tiene suficiente».

Tras la sonrisa y una breve explicación de quién fue papá Ramón en el baloncesto tinerfeño, «buceamos» por la historia fotográfica y comprobó, gratamente sorprendida y una amplia sonrisa que lo que su papá le había contado era realidad. Pude hacer copias y se las llevó. Seguro que, si aquella niña es ya madre, habrá mostrado esas fotos y recortes de prensa a sus hijos/as del abuelo Ramón Barrera en acción.

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