Lluis Costa en las páginas del IDEAL de GRANADA

«Me reconcomía por dentro irme habiendo descendido»

 El santo y seña del Covirán las cuatro campañas anteriores vuelve al Palacio convertido en rival

José Manuel Puertas

Este domingo llegará un enemigo íntimo a Granada. La historia reciente del Covirán no puede entenderse sin Lluís Costa, quien da sus primeros pasos en Tenerife buscando un hueco en una durísima rotación de bases. Será un domingo en el que florecerán los recuerdos y las emociones en el barrio del Zaidín.

–Se va a hacer raro…

–Sí, mucho. No lo he querido pensar demasiado hasta que llegue el momento, pero ahora que me lo pregunta, si lo pienso un poco, va a ser extraño. Cuatro años dan para mucho y tengo muchos recuerdos en esa cancha.

–Se llevará un buen aplauso. ¿Es de emocionarse?

–Creo que es imposible que no me emocione si hay aplausos, ¡eso espero! (risas). Pero tendré que intentar controlar las emociones cuando pise la cancha, aunque hay muchos recuerdos y la mayoría son buenos. Las emociones estarán a flor de piel.

–Cuando digo que la mayoría son buenos estaba pensando en si había alguno malo. Sí que el primer año no subimos, pero no lo recuerdo como malo, porque fue el aviso a toda la LEB Oro de que estábamos ahí, de que el proyecto iba a serio. Cuando yo llegué a Granada no notaba que la liga nos viera como aspirantes. Así que ese año, más que perder el ascenso, lo vi como un aviso que se confirmó al año siguiente. Era un año muy difícil, en el que subía solo uno, pero recuerdo que acabamos satisfechos la temporada y sabiendo que habíamos avisado a todo el mundo.

–¿Le quedó algo por hacer?

–A ver, siempre decía que me hubiera encantado jugar una Copa del Rey, pero obviamente esto son palabras mayores. Sí que el primer año empezamos tan bien que de reojo lo mirábamos en la primeras jornadas, porque ganamos cinco partidos muy rápido. No es algo que me duela ni mucho menos, pero habría sido eso lo que me hubiera gustado cumplir.

–Dice Pablo Pin que le costó mucho irse.

–Sí, porque cuando estás tan bien en un sitio, es muy difícil irse. Para un jugador no es fácil estar tan a gusto en la cancha y fuera de ella. Tenía muy claro que Tenerife era un equipazo. Aunque tenía otras propuestas, fue la única que realmente me hizo plantearme irme. Costó mucho, pero pensaba que era el momento de irme, y valoré mucho poder hacerlo con el equipo en ACB. Me reconcomía por dentro irme habiendo descendido. Pablo no miente, hubo muchas conversaciones antes de tomar la decisión.

–¿Pudo hacer un poco más el club o llegó a su límite?

–Creo que el hecho de haber estado tanto tiempo metidos en la pelea por no bajar hizo difícil para el club poder mover ficha y las cosas fueron como fueron. Pero me quedo con que al final hicieron un gran esfuerzo. Me quedo con eso.

–¿Hay una puerta abierta a volver?

–Sin duda. Yo en el baloncesto soy bastante ‘romántico’ y claro que puedo pensar en regresar. Es que estuve muy bien. Si ellos quisieran en un futuro, por qué no volver.

–¿Cómo le va por Tenerife?

–Muy bien. Es muy diferente, por la doble competición y por la propia ubicación, que te hace pasar mucho tiempo fuera de casa. Esta semana hemos jugado en Grecia, nos fuimos en lunes y volvimos el jueves, cuatro días fuera. Es una experiencia nueva jugar en Europa, para estar en la Copa del Rey y… no sufrir tanto. ¡En Granada se sufría mucho! (risas). En eso he dado un paso adelante a nivel de aspiraciones, que es lo que me movió, pero la exigencia es la misma que en el Covirán, donde el descenso pesa mucho.

–¡Se quejaban de los viajes de la LEB!

–Cuando aquí me preguntan por los viajes les digo eso, que he vivido casi toda mi vida en LEB, saliendo a las 7 de la mañana y llegando a las 8 de la noche. Aquí son más aviones, mucho tiempo muerto en aeropuertos, que si un bus, que si un avión… Movidas, pero lo llevo bien y con mucha ilusión. Y si los jugadores llevan tanto tiempo aquí o en Gran Canaria será porque no está tan mal.

–Sobre eso. Cuénteme el secreto de ese Tenerife que juega de memoria.

–Yo a Jaime Fernández, que es mi amigo de toda la vida, le decía incluso antes de que se interesaran en mí que, cuando quería ver a un equipo jugar bien a baloncesto, me ponía al Tenerife. El Madrid o el Barça tienen más talento y más físico, pero estos juegan de memoria. Llevan muchos años juntos y Txus –Vidorreta– deja muy claro en cada situación qué quiere jugar y quién tiene que jugarla. Así que tienen muchos mecanismo conocidos y los que llegamos de fuera tenemos que coger esos hábitos que ellos hacen sin pensar. Nosotros todavía tenemos que pensar, así que poco a poco me estoy adaptando a eso. Es una delicia verles jugar.

–Hábleme de cómo es Marcelinho Huertas.

–Pues he tenido la mala suerte de que ha empezado lesionado la temporada y apenas hemos coincidido porque ha trabajado mucho aparte. Pero es un privilegiado, no solo a nivel físico por estar así a los 41, sino por cómo ve el juego. El otro día hablaba con Bruno Fitipaldo sobre cómo se genera tiros a media distancia tras el bloqueo directo. Le decía «joder, nosotros no hemos podido generar tiros así y él ha sacado seis o siete cuando justamente es lo que el otro equipo está tratando de evitar». Es una pasada, lo ves desde fuera y solo puedes disfrutar de lo que hace.

–¿Cómo está llevando eso de pasar de jugar muchísimo a hacerlo poco?

–Con naturalidad. El año pasado me preguntaban y decía lo mismo. Ni el año pasado era tan bueno ni ahora soy tan malo. Es lo que digo, este equipo juega de memoria y los nuevos tenemos que coger los mecanismos. Sabía que venía a un equipo con Marcelinho y Fitipaldo, que está también a un gran nivel. Sé que la temporada es muy larga y no tengo dudas de que me voy a hacer un hueco para ayudar al equipo a cumplir los objetivos.

–¿Qué Covirán espera?

–Yo lo que digo es que en casa casi todos los partidos los competíamos muy bien. Si echo la vista atrás, al Covirán-Tenerife del año pasado, estuvo ahí, ahí. Lo decidió Marcelinho de hecho. Nosotros venimos de partido en Grecia, apenas hemos entrenado y vamos muy al grano de las situaciones en que ellos son más fuertes. Queremos llevar el partido a un ritmo más pausado del que querrá el Covirán. Pero espero un partido competido hasta el final, que es lo habitual en Granada.

–¿Qué le parece el nuevo equipo granadino?

–He visto los tres partidos, pero ir al Palau suele ser irreal, aunque estuviéramos a punto de ganar el año pasado, y el Unicaja es un rodillo. Pero cuando se ha enfrentado a uno de su zona, le ha pasado por encima. Tienen que tener paciencia, ha desaparecido el bloque previo pero esa victoria les va a dar mucha confianza para trabajar en lo que propone Pablo. Creo que el inicio no fue real y a la primera que tuvo un rival más de su nivel, le ha pasado por encima. Eso son muy buenas sensaciones.

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