«Siempre seremos familia»

Ricardo Bethencourt, el hijo de la leyenda de nuestro baloncesto, vivió ayer sábado un reencuentro especial, cargado de emotividad y sentimientos.

La historia ya la conocen los basketmaníakos. En un restaurante de Anaga, en Taganana, una señora sufrió una parada cardíaca. Su suerte fue que en ese lugar y a esa misma hora nuestro amigo Richy (al que conozco desde que acudía con su madre y hermana a ver jugar al gran Bethencourt al Luther King) también saboreaba la gastronomía del popular bar.

Y como este fiel seguidor del CB Canarias  se tenía muy bien aprendida la lección: «Si una persona está inconsciente y piensas que está teniendo un ataque cardíaco, primero llama al número local de emergencias. Luego, verifica si la persona está respirando y si tiene pulso. Si la persona no respira o no le encuentras pulso, comienza a realizarle reanimación cardiopulmonar».

Richy lo hizo y Marion, así se llama la señora, volvió a respirar, siendo trasladada en ambulancia a un centro sanitario.

«Le ha salvado usted la vida, enhorabuena», le dijeron a Richy los sanitarios.

La siguiente noticia que recibió de Marion fue a través de un mensaje de texto y posterior llamada telefónica. Le comunicó su salida del hospital, ya en perfecto estado de salud.

Quedaron para comer y ese día fue ayer: «Lo pasé espectacular, me abrieron las puertas de su casa y sus palabras fueron siempre seremos familia«, me indicó Bethencourt Jr. a la vez que remitió fotos con Marion y su familia residente en Tenerife.

Sin duda una historia con final feliz, en la que Marion volvió a nacer y Richy cuenta con una tercera familia.

Tiene que ser una experiencia sublime, una sensación máxima, el saber que vives, eres feliz y disfrutas de tu entorno familiar y social gracias a la generosa actuación de otro ser humano al que jamás habías visto antes. Como también hace tener el corazón henchido cuando eres tú el que haces posible esa ayuda para volver a la vida.

Enhorabuena, RICHY.