Así conté en JORNADA DEPORTIVA la historia del primer ascenso
AGUSTÍN ARIAS.-
Con Pablo Casado de nuevo en el banquillo, el CB Canarias afrontó la temporada 80/81, la que lo llevó a la máxima categoría del baloncesto español. La directiva, presidida por David García Linares, se puso como reto ascender en un plazo de dos temporadas y así se lo hicieron saber al entrenador, quien esa campaña ya contaba con la presencia del andaluz Daniel Pintor como preparador físico.
La plantilla la formaron estos jugadores: Richi Bethencourt (acabó siendo el máximo encestador del equipo) Manolo de las Casas, Juan Méndez, Fernando Esquivel, Domingo Camacho, Ventura de la Rosa, Antonio “Titi” García, Eduardo Aciego de Mendoza, Javier “Chinche” Lafuente, Luis Martín Sa, Ventura de la Rosa y Chus González. Como júnior fue inscrito Luis Afonso.
Después de 26 encuentros, el Canarias ocupó la tercera posición de un total de 14 equipos, con el balance de 16 victorias, 1 empate y 9 derrotas. Por delante, Caja de Ronda malagueño (19 triunfos, 2 empates y 5 derrotas) y La Salle de Barcelona (18-1-7). Subieron los tres a la División de Honor.
La fiesta del ascenso, ante el Bosco
Parece que fue ayer cuando el CB Canarias logró su primer ascenso a la máxima categoría, lo cierto es que en el mes de marzo de 2019, concretamente el día 29, se cumplieron 38 años.
Todo el trabajo realizado a lo largo de la citada temporada (año en el que no se contó con patrocinador) se iba a decidir en apenas 40 minutos. Fue el encuentro contra el Bosco de La Coruña, disputado en el Luther King, que deparó la victoria por un ajustado 86 a 83. El lleno fue impresionante, al extremo de obligar la Policía Nacional al cierre de las puertas del pabellón como medida de seguridad.
El mundo de la canasta se dio cita en la cancha del colegio lagunero, viviéndose un ambiente apasionante, como lo fue el partido, con un Bosco dispuesto a desbancar al Canarias de la tercera plaza y “robarle” el ascenso de categoría.
Fue un encuentro tremendamente disputado, resuelto para los canaristas en los instantes finales, con un sensacional partido (el mejor de su carrera deportiva) del güímarero Domingo Camacho, resolutivo bajo los aros, tanto con el rebote como encestando.
A falta de dos jornadas para concluir la Liga, el Canarias ya era matemáticamente equipo de la División de Honor. Esas dos últimas citas, ante La Salle y Complutense, se saldaron con derrota en cancha catalana y triunfo frente a los madrileños en el Luther King.
“Le planteamos a Pablo Casado la necesidad de trabajar con un equipo ganador, con el ascenso a dos años vista. El nivel ofrecido por la plantilla fue muy bueno”, narró Pepe Cabrera, “existiendo una auténtica piña jugadores-entrenadores-afición. El resultado fue tan bueno que en el primer año se logró el ascenso, lo que concluyó con la explosión de la grada, que saltó a la cancha para subir a hombros a los protagonistas”, nos contó emocionado el recordado Pepe Cabrera Vidal.
Precisamente fue el director técnico por aquel año del club canarista uno de los paseados a hombros por los seguidores aurinegros, reconociendo así el trabajo realizado en los despachos. Era su segundo ascenso a la División de Honor, el primer lo había logrado, en el año 1966, con el RC Náutico de Tenerife.
“Esa tarde de sábado viví con emoción el éxito logrado por el CB Canarias. El esfuerzo de la entusiasta directiva, entonces presidida por David García Linares, recibía el premio del ascenso. Estábamos en el camino correcto, aunque desde ese momento se hacía necesario comenzar a trabajar de cara al debut canarista en la Liga Nacional”, nos contó el profesor Cabrera en el libro “Pepe Cabrera: Dos equipos, una pasión”, que tuve el honor de escribir.
La “Fiebre Amarilla” vibraba como nunca. Tras el júbilo en la cancha la afición, después de una hora cantando y bailando con sus héroes, llevó la alegría a los ciudadanos laguneros formando una interminable caravana de coches. Sonaron las bocinas y se ondearon las banderas. Incluso los hubieron más atrevidos que otros, caso de los miembros de la Peña San Benito, que no dudaron en dirigirse a Santa Cruz y llevar la alegría de la “fiebre amarilla” a las mismas puertas de “La Marea”, léase RC Náutico, que esa temporada había logrado mantener su plaza en la Liga Nacional.
“Es impresionante. Estamos viviendo un sueño. Tenerife va a contar con dos equipos en la élite del baloncesto español”, indicaba tras el partido Víctor Floreal Concepción Morales, por ese entonces presidente de la Federación Tinerfeña.
Pero la euforia no se limitó al 29 de marzo. Quince días después, con motivo del partido Canarias-Complutense (97-74), que cerraba la 80/81, el Luther King volvió a registrar un lleno hasta la bandera. Era el homenaje a los héroes aurinegros.
En los prolegómenos del partido, con la presencia de Pedro González, alcalde de La Laguna, se procedió a la entrega de distinciones, destacando el momento en el que David García Linares impuso la bufanda del club a la máxima autoridad lagunera, así como se ovacionó el instante en el que Pablo Casado recibió su distinción.
Trofeos de la Peña San Benito
También La Peña San Benito había instituido sus premios, que entregó en el mismo acto: Mejor jugadora del CB Canarias: María José Hernández (Trofeo Javier Basterra). Mejor jugadora júnior: Beatriz Marrero (Trofeo Talleres Cobo). Mejor jugadora juvenil: María del Carlos López (Trofeo Cobo). Mejor jugador juvenil Luther King: Amando Gómez (Trofeo Cobo). Mejor jugador juvenil del Canarias: Miguel Pérez (Trofeo Manuel Fandiño). Mejor jugador júnior: Luis Afonso (Trofeo Javier Basterra). Mejor jugador del primer equipo: Juan Méndez (Trofeo Javier Basterra).
Acto seguido, la Peña San Benito hizo entrega de sendos panes gigantes a Pepe Cabrera, secretario técnico, y al jugador Domingo Camacho, el héroe ante el CB Bosco.
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