«El fútbol femenino ya adelantó al baloncesto femenino», por Aridane Ávila

Aridane Ávila

«Mi trayecto todos los días al trabajo, implica aproximadamente 50 minutos en coche. Hoy me apeteció escuchar de entrada la canción “I Was Born To Love You” de Queen, porque la tengo en la cabeza desde el pasado sábado y no logro apartarla de mi mente. No es lo habitual en mí, porque mi apetito por la actualidad diaria empieza desde primera hora. Pero mi instinto apareció rápidamente en escena, y acabé sintonizando la misma emisora de radio que todas las mañanas me acompaña entre acelerones, humo, asfalto y estrés.

“Alexia Putellas, ganadora del Balón de Oro 2021” rezaba el locutor. Abría de esta manera la sección de deportes con imperioso asombro por mi parte, porque no estoy acostumbrado a escuchar que una noticia de deporte femenino dé inicio a una sección de deportes. Pero ahí está la realidad, el fútbol femenino lo hace. Sin ser la práctica con más licencias en deporte femenino en España, sin apenas superar los 1000 espectadores de media en los distintos estadios. Ha sabido hacerse su hueco, y de manera admirable.

Si hoy vemos las portadas de los principales diarios deportivos, todas sin excepción ponen a Putellas como noticia destacada. Y no es fruto de la casualidad. El fútbol femenino, hace tiempo que ganó al que era el deporte rey en España para mujeres, el baloncesto. ¿Cómo? ¿Por qué?

La primera causa es que la capacidad mediática del fútbol supera de manera exponencial, a cualquier otro deporte. A veces por decisiones de los de arriba en la redacción, pero en otras ocasiones porque hay muchos redactores (no todos ni todas) que no tienen ni idea de otros deportes. Y esto lo he conocido de cerca. Creen que el mundo empieza y acaba en el balompié. Más vale rellenar dos horas hablando de los hijos de Jesé, que dedicarle un espacio a cada deporte sea de la modalidad que sea. Y si ahora pueden unirse a una supuesta implicación feminista de pega (porque realmente la mayoría ni ha pisado un campo para ver un partido femenino, ni se saben la mitad de los nombres de las jugadoras), pues ahí están, como el Pisuerga pasando por Valladolid.

Por otro lado, el fútbol femenino empezó a pasar por encima del baloncesto cuando decidió que la batalla no solo se juega en la prensa habitual, sino en internet, donde el público moderno demanda contenidos rápidos, audiovisuales y a poder ser de poco esfuerzo. ¿Alguien sabe cuál es la cuenta oficial de Twitter de la Liga Femenina de Baloncesto? Nadie lo sabe porque no existe. ¿Qué tal es la web de la Liga Femenina de Baloncesto? Exactamente el mismo diseño que la que tiene la tercera división baloncestística masculina española. ¿Producto diferenciado? En absoluto. Universo Mujer, pero de lejos.

Ni que decir tiene que las condiciones de difusión de marca son la noche y el día. Mientras en el fútbol, la mayoría de clubes aprovecha la estructura masculina (otro bendito hito de promoción) y ofrecen contenidos personalizados y que intentan ser de calidad, el baloncesto femenino presenta otra escena. A duras penas pueden reunir dinero para tener alguna persona encargada de prensa, y seguramente no lo pueda hacer a tiempo completo. Y evidentemente, la exigencia no está acorde con la necesidad. ¿Cuánto dinero perderán los clubes por no hacer una comunicación adecuada?

Pero no solo la difusión marca. Hace nada ha nacido “FUTPRO”, un sindicato que apuesta porque la profesionalización del fútbol femenino sea real y efectiva. El debate sobre las condiciones laborales de las jugadoras está encima de la mesa y en los medios. En relativamente poco espacio de tiempo. Mientras tanto, el baloncesto femenino lleva décadas en la búsqueda de un reconocimiento sobre las condiciones laborales de jugadoras y técnicas y técnicos que no llega jamás. El fútbol ha sido capaz de ponerlo en el debate público en muy poco tiempo. Curioso cuando en las estadísticas del CSD de 2019, el baloncesto femenino tenía 132.927 licencias, por 71.276 que poseía el fútbol. ¿Se invertirá esta cifra en pocos años?

Hace algunas semanas Astou Ndour, jugadora española de baloncesto, ganó junto a su equipo la WNBA. Lo hizo con su equipo, Chicago Sky. ¿Saben cuántos periódicos deportivos españoles la sacaron en su portada? Ninguno. Ha tenido mucha más repercusión el extraño asunto entre Diallo y Hamraoui (jugadoras del PSG), que un entorchado de la mejor liga del mundo para una de las nuestras. 

La canción de Queen que mencionaba al principio del texto dice en un pasaje que traduzco:

“Nací para amarte

Con cada latido de mi corazón

Sí, nací para cuidarte

Cada día de mi vida”

O las instituciones del baloncesto femenino español se dedican a ofrecerle un espacio específico a su Liga doméstica, y modernizan su estructura, o el adelantamiento del fútbol al baloncesto, no va a tener nada que envidiar a los de Ayrton Senna sobre Alain Prost.

Porque para amar y cuidar a algo (o a alguien) hay que dedicar esfuerzo cada día de nuestras vidas. Así que esperemos, que el baloncesto femenino no pague esa falta de esfuerzo. 

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