«Aquellos periodistas del BALONCESTO en Tenerife», por Paco Pérez

ARTÍCULO DE OPINIÓN DEL PERIODISTA PACO PÉREZ
«Estos días me he acordado -por «culpa» de mi compañero y amigo Agustín Arias, quien me sugirió que escribiera algunas líneas sobre aquella época, que empecé a colaborar con tan solo quince años, en 1973, en el periódico «La Tarde» escribiendo comentarios de los partidos de baloncesto que jugaban en esta isla equipos de tanta solera como el Real Club Náutico y el Club Baloncesto Canarias.
Víctor Floreal, derecha, junto a un jovencito Felipe Coello
Mi vida, por entonces, estuvo muy vinculada con el basket, hasta el punto de que llegué a ser árbitro en partidos oficiales de categorías inferiores y a echar más de una mano al entonces presidente de la Federación, el incombustible Víctor Floreal Concepción, y al secretario de la misma, Eliseo Bento Lugo, en un primer período glorioso del deporte de la canasta en esta Isla.
Fue ese tiempo muy fructífero para mí, desde el punto de vista profesional, ya que por aquel entonces quería adquirir experiencias nuevas, ávido siempre de conocer más cosas de asuntos que me gustaban, como el Periodismo -que siempre fue vocación personal-, y el Baloncesto, deporte al que me aficioné por dos motivos: mi hermano mayor, Ramón, fue jugador del CB Canarias y creo que también del Juventud Laguna en los años sesenta (con el recordado Antonio Guerra como entrenador); y porque siendo todavía un niño leía los artículos publicados en «El Día» por el polifacético y veterano periodista Elfidio Alonso (hijo), que firmaba sus crónica con el seudónimo de «Basket».
En la segunda mitad de aquellos años setenta del pasado siglo también escribí numerosos comentarios para la «Hoja del Lunes», ya como periodista en la plantilla del semanario; y como corresponsal del diario deportivo nacional «As», motivo por el cual tuve el placer de conocer y tratar a auténticos maestros como Carlos Jiménez y Martín Tello, a quienes visité en la redacción central, en Madrid, del gran periódico que fue y sigue siendo.
Periodistas y entrenadores, con Díaz Miguel, en el Mundobasket 86
Mi intención, sin embargo, no era contarles a ustedes, amables lectores, batallitas personales, sino como me ha pedido el compañero Arias, recordar a algunos colegas que también dedicaron buena parte de su tiempo a escribir sobre el Baloncesto en la Islas y que, en aquel entonces, formábamos un nutrido grupo de periodista entre los que cabe citar a unos cuantos.
Paco Álvarez, padre, entrevistando para TVE-C a Pepe Cabrera
Nunca me gustó referirme a un determinado grupo de personas, porque casi siempre nos olvidamos de algún miembro del colectivo, pero gracias a Agustín, que me apuntó algunos nombres, voy intentar hacer una relación lo más completa posible.
Fernando Villamandos, padre
En aquel decenio de los setenta y años posteriores nos dedicábamos a esto Jorge Luis Carballo Marrero, Fernando Villamandos (padre), Acacio Labrador, Paco Álvarez Galván, Pascual Calabuig (que venía expresamente de Las Palmas a transmitir por TVE los partidos del Náutico en la cancha de la avenida de Anaga), Carlos Coello, Jorge Zurita Molina, María Luisa Arozarena Marrero, José Jesús Pérez, Fernando Senante Mascareño, Juan Carlos Carballo, Luis Miguel Grandoso Medina, José Manuel Pitti, José Méndez, Norberto Chijeb Díaz y, por supuesto, Agustín Arias Rodriguez y quien esto escribe.
Todos los relacionados aquí dedicamos años de nuestras vidas, como ya he dicho antes, a formar sobre, a informar y a divulgar el atractivo deporte de la canasta en estas Islas, ideado por cierto por un profesor el pasado siglo en un colegio de Estados Unidos y cuyo primer partido en toda Europa se jugó a principios de los años veinte en el patio del convento de San Francisco, en Santa Cruz de La Palma, entre un equipo formado por aficionados locales y un conjunto de deportistas cubanos, hijos o parientes de emigrantes palmeros, según tengo entendido».
1 Comentario
  • ANGEL RECUENCO
    Publicado el 22:26h, 24 septiembre Responder

    Paco, buenos recuerdos y personas que he tenido la suerte de vivir. Un abrazo extensible a todos los «históricos» que nombras.

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