«RES-PE-TO para quienes hacen «MAGIA» con el balón»

«Hay situaciones en el mundo de la canasta que. en ocasiones, llevan a crear dudas. Txus Vidorreta, en su intervención ante los periodistas al finalizar el partido ante el Joventut de Badalona, tocó un asunto que no debe dejarnos indiferentes.

AGUSTÍN ARIAS.-

Me refiero a su mensaje de RES-PE-TO hacia esos jugadores de nuestra liga que, haciendo «magia» con el balón, hacen del basket un auténtico espectáculo. Gente que ha nacido para jugar a este deporte y hacer disfrutar a propios y extraños, eso sí, siempre que el «forofismo» no les impida aplaudir una genialidad aunque el protagonista no luzca la camiseta de sus amores.

En la NBA el concepto de «protección» existe, sin que ello signifique favoritismo. Es, simplemente, hacer que las genialidades tengan continuidad sin el temor a que un «leñero», a veces con órdenes de su banquillo, salte al parquet con la clara intención de no dejar jugar al «mago del balón». 

Suelen ser defensas que «cruzan la línea» de lo correcto solo como solución a lo que no pueden hacer defendiendo dentro de la legalidad.

A lo largo de cuatro décadas viendo basket de élite, tanto en vivo como a través de la tele, he presenciado cómo determinados «defensores» reparten «leña por un tubo», casi siempre con la «bendición» de quienes están obligados a que el juego limpio prevalezca: el árbitro, los árbitros.

En la NBA, insisto, las grandes estrellas son RES-PE-TA-DAS y se castiga la defensa violenta. Ese contacto extra que, incluso, lleva al suelo al rival, se ve con mucha frecuencia en la Liga Endesa. Situaciones que, sorprendentemente, los comentaristas de Movistar, única cadena con los derechos ACB, se atreven a calificar de «defensa física». Lo físico, estimados locutores, es cuando se hace uso de los pies y no de las manos para tratar de parar a tu rival.

¡Vamos! que mandan al parquet a Marcelinho Huertas, lo dejan dolorido unos segundos y aquí no pasa nada. ¡Es una defensa física!

En nuestra competición doméstica hay «jugones», como diría el recordado Andrés Montes, que sufren marcajes groseros. Agresiones en toda regla que, a veces, los encargados de impartir las normas, pasan desapercibidas.

Ayer, en el Lenovo Tenerife-Joventut, vimos cómo el base verdinegro Andrés Feliz se «pasaba tres pueblos» en su marcaje al brasileño. Incluso lo tiró al suelo en varias de esas acciones. También los «gigantes» a la hora del bloqueo dejaban sin oxígeno al «mago del balón». ¡Señores, que tiene 39 años!

Y saben ustedes cuántos de esos contactos fueron sancionados… ¡solo seis! en los 25 minutos que permaneció en pista un magistral Marcelinho Huertas que, a pesar de la «leña», dio 11 asistencias y anotó 14 puntos.

Ves las defensas una y otra vez repetidas en la pequeña pantalla y exclamas: ¡cómo es que los árbitros no pitaron falta!

Y no me olvido de los golpes que recibe en la «pintura» el MVP de la temporada 20/21 Gio Shermadini. Al pívot le dan leña hasta en el pasaporte. Se queja tras recibirlos, pero como se descuide le pitan una técnica. 

Siempre he tratado de poner a los árbitros como «el tercer equipo», pero en ocasiones son tan mediocres, tan malos, que solo los idolatran los del gremio. 

Eso sí, unos colegiados que sí se ocupan de «cortar las alas» al entrenador aurinegro en el minuto 2 al advertirle de técnica si volvía a hacerles observaciones. Se entendería la decisión del árbitro si a Carles Durán, en el banquillo visitante, también hubiera sido advertido cuando puso el grito en el cielo al protestar algo que no le gustó.

Llegas a la conclusión que no se respeta a quienes dan espectáculo sobre el parquet, como se le tiene «cogida la matrícula» a aquellos entrenadores que alzan la voz para reclamar justicia.

Y finalizo con una duda: ¿Tendrá un partido de sanción el jugador visitante Pep Busquets tras ser expulsado por responder con insultos a un aficionado? ¿O ese tipo de sanción disciplinaria solo se aplica cuando el «delito» lo comete Txus Vidorreta?

¡Ahí lo dejo!