RETRATO Nº 106 “Eddie Phillips, en lo más alto”

Desde Endesa Basket Lover queremos vuestros recuerdos. Que forméis parte de la historia también. Momentos que marcaron vuestras y nuestras vidas, imágenes que sirvieron para inmortalizarlas. Y eso es lo que queremos, enmarcar todos esos retratos, que forman parte un poquito de nuestras vidas. Cada semana os mostraremos una instantánea para que nos cuentes dónde y cómo lo viviste. Seguro que sirvieron para enamorarte aún más de este deporte. Cuáles eran tus expectativas a partir de ese momento, qué supuso para ti aquel día, cómo lo recuerdas. Siempre hay historias alrededor de estos retratos, algunas incluso que ayudan a acrecentar su épica. Siéntete partícipe y háblanos de tu experiencia. Endesa Basket Lover servirá como tablón y escaparate. Estamos deseando escucharte.

RETRATO Nº 106 “Eddie Phillips, en lo más alto”

Antonio Rodríguez

Temporada 85/86: C.B. Canarias 110-94 Caja de Ronda (19.04.86)

Las caras de los jugadores de Lenovo Tenerife a la conclusión del tercer partido de semifinales en el Palau eran de decepción, pero cuando salieron de las duchas y se encaminaron al autobús, se les vislumbraba una notable satisfacción. El club había logrado un hito histórico en esta temporada 20/21, enmarcada para los libros, tras llegar a semifinales de Liga Endesa. Junto al hito personal de haber forzado tres encuentros, también haber llevado al futuro campeón al límite y ese regusto del “vuelta y vuelta” que les dieron en Santiago Matín dos días antes. Para enmarcar.

Cuando más altas son las miras del club, es bonito que en este RETRATOS DE UN VIDA de Endesa Basket Lover, recordemos que este C.B. Canarias (auténtico nombre del club) subió muy arriba y tuvo éxito hace 35 años. Quedar campeones de la segunda categoría del baloncesto español, la 1ª B, ascender sin necesidad de jugar Playoff doce meses después del descenso, era algo terriblemente exitoso dentro del marco en el que se manejaban. Salva Díez, Juan Méndez, Manolo De Las Casas, Paco Solé, Miguel Pérez, Carmelo Cabrera, Ángel Turégano y Javier Tres fueron los héroes aquella tarde en el abarrotado pabellón Luther King, donde se recaudaron 1.300.000 pesetas de las de entonces. Y por encima de todos, la figura, el hombre que entró en éxtasis cuando divisó el ascenso. Tanto que, como pueden ver en la fotografía, tal figura subió encima de la canasta para contemplarlo mejor: Eddie Phillips.

En aquella potente segunda división de nuestro baloncesto (el equivalente a la LEB Oro de hoy), con un solo extranjero por equipo, Eddie Phillips lo fue todo. Nada menos que 49 puntos anotó el ‘día D’, para certificar un trabajoso ascenso a la ACB. Y con su tremenda habilidad para… todo, les condujo de nuevo a la tierra prometida. Un ganador como él no podía soportar la afrenta de ver descender al club y sufrirlo en sus carnes, doce meses atrás. Este pívot de 2,03 de estatura, fue contratado a mitad de temporada para salvar al club del atolladero en el que estaba inmerso en los primeros años de ACB. No pudo, bajó a esta otra tierra de la 1ª B y se encontró con que él era el auténtico rey, licencia para masacrar ofensivamente a cualquiera con tal de lograr el ascenso.

Todo se puede sintetizas en estos 49 puntos, con 18 de 31 en tiros de campo, 13 de 14 en tiros libres y 23 rebotes en los 40 minutos que disfrutó en cancha. Amo y señor. Rey del poste bajo, era una bendición abierto en el uno contra uno, porque conocía el secreto de las fintas, todo tipo de pivotes, reversos y proteger sus tiros con el cuerpo como un verdadero maestro. Porque era un maestro, pillo en sus fechorías, hacía volar a los demás cuando él ni se había levantado y si hacía falta, asomando algún codo para salvaguardar su territorio. No había un pívot tan polifacético ni un anotador tan compulsivo como él en la categoría. De hecho, tras ascender a la ACB, siguió siendo el máximo anotador en ella. Un portento.

Rescatamos esta estampa icónica porque nos gusta, porque representó la puerta a la esperanza en la isla tinerfeña y de aquellos primeros pasos ha llegado esta clasificación para semifinales, finalizar la maratón con éxito en la tercera posición liguera, nada menos. Es tiempo de sonreír en La Laguna. Con el pasado y con el presente. Y por supuesto, con el futuro.

 

 

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