«Unicaja, un ‘underdog’ de manual», por Manuel Otero en La Opinión de Málaga

La Final Four de la BCL ha vuelto a cambiar el traje cajista que ha vuelto al papel de «underdog». Ese es un escenario donde este año el Unicaja se mueve a las mil maravillas

Mel Otero MEL OTERO

Este término comúnmente aceptado en el mundo anglosajón, sobre todo en la política y en el deporte, proviene del siglo XIX. En las multitudinarias peleas de perros de la época se calificaba al perro que ganaba la pelea como el «top dog», el perro que queda por encima, y al perdedor como el «underdog», el perro que quedaba por debajo.

El termino se fue extendiendo, aplicando esos calificativos a otras facetas de la sociedad y cambiando al ganador por el gran favorito y al perdedor como el ganador inimaginable.

Así, en los últimos años en el deporte americano el término «Cinderella» (Cenicienta) que define a ese equipo muy débil que gana al poderoso ha ido compartiendo espacio con el «Underdog», ese equipo que no contaba en los pronósticos pero que alcanza lo más alto.

El último ejemplo de esta denominación son los Miami Heat, que partiendo del play-in se han plantado en la final de la NBA eliminando a los dos grandes favoritos de la temporada, los Bucks de Antetokounmpo y los Celtics de Tatum.

La temporada del Unicaja comenzaba muy por debajo del radar. Nadie contaba este año con el equipo de Los Guindos para grandes empresas, pero desde esa posición ha sabido crecer y ganar siempre que ha sido el «underdog» de la competición.

En la Copa del Rey de Badalona nadie contaba con el equipo de Ibon Navarro. El jugador del Joventut, Joel Parra, hablaba del «equipo más sobrevalorado de la competición».

Yo mismo en esta columna decía que «era imposible ganar de manera consecutiva Barcelona Real Madrid» y que si se producía el milagro el desgaste habría sido tan grande que sería muy difícil ganar la final al rival que tocara. Pues ¡zasca! El «espíritu underdog» llevó al equipo a ganar el título.

La Final Four de la Basketball Champions League fue la siguiente parada en el camino del conjunto verde. Ahí, el equipo ya no era el «underdog», y menos jugando en el Carpena. Era, de hecho, el gran favorito.

Esa condición pesó al equipo y se sumó la primera y probablemente única desilusión de la presente temporada. Todos los focos apuntaban directamente al equipo, y ese escaparate no fue bueno. No es preocupante. Estamos ante un equipo en formación, en crecimiento y con muchas horas de trabajo esta temporada desde que todo empezó el pasado mes de agosto.

Esa derrota europea volvió a cambiar el traje cajista que ha vuelto al papel de «underdog». A un escenario donde este año el Unicaja se mueve a las mil maravillas y, una vez limpiada la mente de lo que pasó en la BCL, la puesta en escena ha sido brutal.

Más allá de los problemas médicos del Lenovo Tenerife, el equipo se sobrepuso a la baja de Alberto Díaz, y logró la primera victoria de la serie del play off de cuartos de final.

Esta noche toca rematar la faena en el Carpena. Una victoria no sólo daría una plaza en semifinales, sino que unida a la derrota del Baskonia ante el Joventut, podría asegurar la tercera plaza final de la Liga ACB a los verdes.

Es probablemente el momento del último esfuerzo de un equipo al que llevamos pidiendo últimos esfuerzos todo el año. Pero ganar al Tenerife sería cerrar un año de sobresaliente. En cualquier caso, hay que pensar que también puede ser el último partido de la temporada en casa.

Una temporada donde se ha recuperado la ilusión, los llenos han vuelto a ser habituales en el Carpena y las camisetas del equipo han inundado de nuevo la ciudad.

Es por lo tanto también la oportunidad de demostrar al equipo el agradecimiento por la temporada que han hecho, más allá del resultado de un partido. Es el tiempo de seguir soñando, de volar, pero sin olvidar donde tenemos los pies. Suerte…

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