El Cabildo de La Palma designa al pabellón de Miraflores con el nombre del exárbitro Pedro Hernández Cabrera

Mariano Hernández Zapata resalta que se trata “del personaje más relevante del baloncesto palmero en toda su historia”

El Cabildo de La Palma, a través de su Junta de Portavoces, acordó designar al pabellón cubierto de la Ciudad Deportiva de Miraflores con la denominación de ‘Pedro Hernández Cabrera’, haciendo un reconocimiento al exárbitro internacional de baloncesto.

 

El presidente del  Cabildo de La Palma, Mariano H. Zapata

El presidente insular, Mariano Zapata, destaca que se trata de la instalación deportiva más antigua de la Isla, que ha sido escenario de grandes logros para el deporte palmero, vinculados principalmente al baloncesto, y que a partir de ahora rendirá homenaje a uno de los deportistas más importantes de la historia de la isla de La Palma.

Pedro Hernández Cabrera (Santa Cruz de La Palma, 1953) es sin duda el personaje más relevante del baloncesto palmero en toda su historia, iniciando su trayectoria en la temporada 1969-70, con una carrera meteórica que lo hace llegar en la cúspide del arbitraje español e internacional.

Y es que, en tan solo tres temporadas, con poco más de 19 años, alcanza la máxima categoría del baloncesto español, el equivalente a la actual liga ACB, convirtiéndose en el árbitro que más joven lo ha logrado.

Hernández Cabrera pasará 13 temporadas en Primera División Nacional (lo que hoy es Liga Endesa), de donde se retirará voluntariamente en plena juventud deportiva a los 32 años, y dejando en su bagaje la participación en finales de la Copa del Rey, finales de Liga, de la Copa de Europa y siendo designado en 1984 para ser el representante del arbitraje español en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. La intrahistoria del baloncesto español siempre contará que no pudo participar arbitrando la final en la categoría masculina al participar en ella la Selección Española.

Su última temporada en la élite, por voluntad propia, será la de 1984-85, en los barruntos de la Liga ACB, en la que terminará dirigiendo los dos primeros enfrentamientos de la eliminatoria final por el título, por el sistema de play-off, entre el Real Madrid y el Joventut de Badalona.

Su labor federativa también fue importante para el asentamiento de los equipos de categoría nacional en la Isla, participando en la creación de la Federación Canaria de Baloncesto y llegando incluso a ser presidente de la insular entre los años 1995 y 1997. Precisamente en 1995, el Cabildo de La Palma le concede la Medalla de Oro en Sesión Plenaria Extraordinaria.

La Dirección General de Deportes del Gobierno de Canarias le ha reconocido su trayectoria deportiva con una placa en 2009 y el Estado le concedió la Medalla de Bronce al Mérito Deportivo ese mismo año. Sus propios compañeros lo han considerado uno de los cinco mejores árbitros del baloncesto español de la historia y es, junto al también canario Miguelo Betancort, el único colegiado español nominado al FIBA Hall of Fame.

Por todo ello, Mariano Zapata considera que “es de justicia que la isla de La Palma rinda un homenaje a este deportista que tanto ha hecho por los avances del deporte en La Palma, permitiendo perpetuar para la historia su legado y trayectoria como ejemplo de futuras generaciones”.

PEDRO HERNÁNDEZ CABRERA, por J.J. Rodríguez-Lewis / El Bisturí

Pedro Hernández Cabrera (Santa Cruz de La Palma, 1953) es sin duda el personaje más relevante del baloncesto palmero en toda su historia. El ex árbitro internacional se inició en este mundillo en la temporada 1969-70. Un cursillo de arbitraje celebrado en Santa Cruz de La Palma en septiembre de 1969, que permite restablecer la Delegación palmera del Colegio provincial de Árbitros (que la temporada siguiente llega a disponer de más colegiados que Tenerife, dicho sea de paso), fue el detonante de una carrera meteórica que situaría a Hernández Cabrera en la cúspide del arbitraje español y FIBA.
Al año siguiente, con 17 años, junto con, entre otros, Isidoro Ramón y Ramón Pérez Frías, que ya arbitraban en Tercera División, Pedro Hernández Cabrera obtiene la licencia nacional que se requería en aquella época. Precisamente formando pareja con el más curtido Isidoro Ramón, su predecesor, debutará en Segunda División en la temporada 1971-72. Y al final de esa misma temporada, con apenas 18 años y tras conseguir el nº 2 de la promoción para ascender, el colegiado palmero pita un complicado encuentro de Promoción a Primera División entre dos históricos rivales madrileños: Canoe y Vallehermoso, que le catapulta, en solo tres campañas, a la máxima categoría del básquet español. En esta división se estrenará en la temporada 1972-73, con poco más de 19 años, convirtiéndose entonces en el colegiado más joven de la categoría.
Hernández Cabrera pasará 13 temporadas en Primera División, de donde se retirará voluntariamente en plena juventud deportiva: 32 años. Comenzaría haciendo pareja con el veterano José Vallejo, otro de los trencillas históricos del baloncesto nacional. Dirigirá cuatro finales de la Copa del Rey (la primera, aún «Copa del Generalísimo, con 22 años): 1975 (Real Madrid-Estudiantes, en Jaén), 1979 (Barcelona-Tempus, en Pamplona), 1981 (Barcelona-Real Madrid, en Almería) y 1985 (Real Madrid-Joventut, en Badalona). En la temporada 1975-76 ya es árbitro principal y en la 1977-78, internacional (con 24 años). La campaña 1980-81 es la de su consagración, porque no sólo arbitra un clásico en la final de la Copa del Rey, sino que dirige también la final de la Copa de Europa, un competido encuentro entre el Maccabi de Tel-Aviv y la Virtus de Bolonia (85-79), disputado en Estrasburgo (Francia).
La carrera deportiva de Pedro Hernández Cabrera llegará a su culmen en 1984, cuando es designado para intervenir en la Olimpiada de Los Ángeles, en la que -probablemente- la gran actuación de la Selección Española (finalista ante USA) le impediría arbitrar la propia final del campeonato. Su última temporada en la élite, por voluntad propia, será la de 1984-85, en los barruntos de la Liga ACB, en la que terminará dirigiendo los dos primeros enfrentamientos de la eliminatoria final por el título, por el sistema de play-off, entre el Real Madrid y el Joventut de Badalona.
Para ser conscientes de lo que el colegiado palmero ha significado para el arbitraje español puede resultar suficientemente ilustrativo lo que hace unos años manifestaba el árbitro internacional Martín Bertrán: “Pedro Hernández Cabrera [fue] un árbitro increíble, tanto que reconozco que tenía una foto suya enganchada en mi carpeta. Era el número uno, pero también lapersona más humilde que he conocido. Sus dos palabras más repetidas eran gracias y perdón«. Por eso, a Hernández Cabrera, simultáneamente con su actividad frenética como árbitro de Primera División e internacional, lo veíamos dirigiendo encuentros de divisiones inferiores o de baloncesto base, incluida la Competición de Verano, o impartiendo un sinnúmero de cursillos y seminarios para formar a los árbitros insulares en el poco tiempo libre del que disponía. Porque Pedro nunca dejó su profesión de maestro. Luego incluso puso en marcha un negocio de material deportivo, que ya hizo del todo inviable sus frecuentes desplazamientos desde La Palma para arbitrar en los rincones más apartados de España y del continente.
Pero Pedro Pivot (su empresa familiar llegó a identificarlo) no sólo se preocupó de participar en el mundo del baloncesto como árbitro, sino que también fue siempre un eficaz valedor del baloncesto palmero en los momentos críticos de nuestro deporte, instantes, por cierto, muy ligados a la U.B. La Palma, y un singular entrenador de jóvenes (en especial, en el Play Boy femenino de la Competición de Verano y en el colegio A.P.B. de Santa Cruz de La Palma, con el que fue campeón provincial escolar en categoría infantil en 1981). Como federativo, Hernández Cabrera contribuyó en el proceso de constitución de la Federación Canaria de Baloncesto, de la que fue presidente de su Comisión Gestora (1993), y fue presidente de la Federación Insular de La Palma en el bienio 1995-1997, que coincide con el ascenso a la Liga EBA de la U.B. La Palma, para la que gestionó aquella histórica Fase en Santa Cruz de La Palma (como la del ascenso a Primera Autonómica en Los Llanos de Aridane, que terminaría con el titular de la localidad en la categoría superior).
El Cabildo Insular de La Palma lo distinguió en 1985 con la Medalla de Oro de la isla. La Dirección General de Deportes del Gobierno de Canarias le ha reconocido su trayectoria deportiva con una placa en 2009 y el Estado le ha concedido la Medalla de Bronce al Mérito Deportivo ese mismo año. Sus propios compañeros lo han considerado uno de los cinco mejores árbitros del baloncesto español de la historia y es, junto al también canario Miguelo Betancort, el único colegiado español nominado al FIBA Hall of Fame.
Desde esta tribuna se viene defendiendo que el pabellón municipal de deportes de la capital de la isla se denomine Roberto Rodríguez Estrello, por su incomparable aportación al baloncesto de Santa Cruz de La Palma. Desde el mismo estrado, abogamos, por ser de justicia, porque el pabellón insular de Miraflores tome el nombre del mejor baloncestista palmero de todos los tiempos: Pedro Hernández Cabrera.
1 Comentario
  • Ramon Moline robert
    Publicado el 11:58h, 03 mayo Responder

    Felicidades Pedro, es un reconocimiento que te lo merecias,ahora solo falta que te nominen para la FIBA Hall of Fame, ya que la Federacion Española deberia proponerlo para hacer justicia ya que has sido uno de los mejores arbitros de Europa y…..
    Un abrazo

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