Canarios por el mundo de la canasta: 𝗔𝗹𝗲𝗷𝗮𝗻𝗱𝗿𝗼 𝗠𝗮𝗿𝘁𝗶́𝗻𝗲𝘇

“La cantidad de gente que he conocido es lo más importante, incluso más que los títulos o ascensos”

WEB FCB.-
Después de trabajar en la cantera llevó al CB 1939 Canarias a la élite del baloncesto nacional y, una vez en ella, lo condujo en unos primeros años de andadura donde lo hizo competir ante gigantes del baloncesto mundial.
Después de 12 años al frente del proyecto aurinegro, inició una aventura en la que empezó a alejarse, cada vez más, de su Tenerife natal. Además de liderar los proyectos de Real Betis, Palencia y el recién ascendido Adareva, Alejandro Martínez ha pasado por México, con el Soles de Mexicali; China, de la mano del Liaoning Flying Leopards; la selección china sub-18; y, ahora, en la japonesa. Un enamorado del baloncesto, sea la categoría y el continente que sea.
Federación Canaria de Baloncesto: ¿Cómo se encuentra?
Muy bien, la verdad. Ya instalado en mi nueva residencia y con ganas de empezar con los equipos masculinos U18 y U16, así como con la coordinación desde U12 hasta U15. Es una gran oportunidad. Ahora mismo tengo muchísimo trabajo, puesto que próximamente tenemos los primeros campeonatos.
Me encuentro bastante cómodo. Vivo en el mismo edificio de la Federación, lo cual es bastante operativo. Una de las dificultades es el idioma; muy poca gente sabe inglés, con lo cual hay que buscar estrategias para comunicarse y moverse. Algo que me hace especialmente feliz es que pueda venir mi mujer y estar conmigo durante periodos de tiempo.
Después de permanecer cerca de su entorno, parece que se ha acostumbrado a estar lejos de casa ¿cómo lo lleva?
Lo llevo bien. Me gusta entrenar y se da la circunstancia de que las oportunidades de trabajo han salido en Asia. El hecho de no poder recibir visitas en China fue algo que me debilitó. Después de permanecer cinco meses en casa, no me veía volviendo a lo mismo. Cuando sale la oportunidad en Japón y me dijeron que mi familia y amigos me podían venir a visitar, no lo dudé ni un instante. Deportiva, personal y económicamente era la mejor opción.
España, México, China y, ahora, Japón prácticamente cambia todo ¿también el baloncesto?
 
El baloncesto es baloncesto. Lo que hay que hacer es adaptarse a cada lugar. La condición física y talento de los jugadores varía; no obstante, mi rol es el de inculcar en ellos mi manera de entender el juego. En China, es cierto que estaban condicionados mucho por la idiosincrasia de la NBA; no obstante, en Japón también tienen consciencia del baloncesto europeo. No en vano, hay varios jugadores del Viejo Continente en la élite japonesa. Con esto no digo que los entrenadores españoles seamos mejores o peores, sino que tenemos otra manera de ver este deporte. Creo que el nivel de este país mejorará de manera significativa en los próximos años.
 De cierto modo, vuelve a dirigir en categorías de base ¿cuál es la sensación que tiene?
En realidad no me he desvinculado de la formación de jóvenes jugadores. Siempre he compaginado mi trabajo con los mayores con estas categorías; el baloncesto vive y se nutre de ellas. En todos los países en los que he estado, he trabajado, en mayor o menor medida, con la base. Me ilusiona y me motiva mucho este reto. Estoy muy agradecido a la Federación de Japón, que pensó en mí para ayudar a mejorar su estructura.
Con tantas experiencias en su trayectoria, ¿cuáles destacaría?
No te sabría decir. Se han logrado cosas muy bonitas. Sin ir más lejos, con el Canarias; cuando conseguimos el ascenso a ACB y clasificarnos para la Copa del Rey. Me dieron la posibilidad de dirigir a grandes jugadores y coincidir con entrenadores de muchísimo prestigio.
También he tenido la fortuna dirigir a la selección española en dos mundiales y tres europeos -uno de ellos como ayudante-. En cantera, he dirigido a los mejores clubes de Tenerife, tanto masculinos como femeninos.
Aunque si tuviera que destacar algo, sería la cantidad de gente que he conocido durante todos estos años. Incluso, he hecho muy buenos amigos. Eso es más importante que cualquier título o ascenso.
Yéndonos más atrás en el tiempo, ¿en qué momento se dejó notar ese entrenador que lleva dentro?
Desde los 14 años ya sabía que quería ser entrenador. Sin embargo, pese a que lo quisiera hace 42 años, fue algo después cuando se dejó notar. Cuando llegué al Canarias en LEB Plata, en el año 2004, apliqué lo aprendido. Y no salió del todo mal.
¿Qué le diría a todos los entrenadores de Canarias que quieren llegar a cotas tan altas como a las que ha llegado usted?
Primero, que se formen en todos los parámetros que conforman el baloncesto; que vean muchos partidos de todos los niveles. Es importante aprender de otros entrenadores; eso les permitirá ampliar sus conocimientos y las formas de entender y ejecutar este deporte. Es imprescindible que sepan inglés, manejar las herramientas tecnológicas, etcétera.
Esto es una carrera de fondo, no es un sprint. Hay que estar dispuesto a trabajar muchas horas, aunque, en ocasiones, no estén del todo bien remuneradas o haya que hacer algunas horas de más. Lo más importante es saber que nunca se termina de aprender. Paciencia, trabajo y tratar de no pisar a nadie para llegar arriba.
Un entrenador solidario
Pese a la distancia, ¿sigue el baloncesto canario?
No tanto como me gustaría. Realmente sigo más a los hijos de mis amigos que las propias competiciones. Veo algunos partidos y suelo consultar los resultados de las jornadas en la página de la Federación Canaria de Baloncesto. Eso sí, disfruto con cada éxito del baloncesto regional. Véase el ascenso del Adareva. Lo merecían por el trabajo que venían desempeñando.
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