«El Lenovo Tenerife gana en Girona y recupera identidad», titula EL DÍA

En una versión más reconocible, el cuadro isleño suma su segundo triunfo del curso (66-79) gracias a una sólida defensa y la efectiva actuación de Joan Sastre

CARLOS GARCÍA.-

Un Lenovo Tenerife cada vez más reconocible. Si hace una semana sumó ante el Breogán (88-81), pero a trompicones, el cuadro lagunero se ha apuntado este sábado su segundo triunfo con una versión mucho más identitaria. Triunfo sobre el Basquet Girona (66-79) basado sobre todo en la faceta defensiva, aquella a la que los de Vidorreta se agarraron para paliar su mal inicio el tiro (3/13). Solidez que tuvo su extensión al otro lado de la pista, con un juego sumamente fluido entre el segundo y tercer periodos.

Equilibrio en el que resultó fundamental la aparición es escena de Joan Sastre, encargado de frenar a un Iroegbu entonces desatado, pero también de ser cuco y veloz en línea de pase (cuatro robos), a la vez que supo producir en ataque, ya sea desde las esquinas, bien fintando y penetrando, e incluso asistiendo. El balear acabó con 13 puntos y tres asistencias, liderando un resultado positivo en el que también destacaron Jaime Fernández (10 puntos y 15 de valoración) y otros ocho jugadores aportando al menos cinco puntos cada uno.

No fue positiva la puesta en escena del cuadro canarista, sobre todo muy blando atrás y con manifiestos desajustes en las segundas ayudas (4-2). Pese a una primera canasta interior de Shermadini, las deficiencias de los canaristas fueron más evidentes en la parcela ofensiva, con un Salin totalmente negado desde el 6,75 (0/3). Desacierto que se extendió hasta el resto de jugadores aurinegros, que llegaron a estar con un 3/13 en lanzamientos.

En medio de ataques que eran casi un ejercicio de sufrimiento, solo alguna presencia en el rebote ofensivo y un par de tiros al borde de la posesión arreglaron el desaguisado de los de Vidorreta en el lanzamiento. Y es que el cuadro canarista erró sus siete primeros triples, de los que tres no tocaron ni agua.

Con 11-6, la racha para el cuadro lagunero la rompió Fernández, lo que unido a un palmeo sobre la bocina de Guerra y un triple frontal de Huertas -al que el Girona invitó una y otra vez a lanzar- en la misma situación le dio, por primera vez en el duelo, la delantera en el electrónico (13-14). La presencia de Vicedo (dos asistencias) dio más fluidez al bando isleño, que cada vez mostraba mayor solidez en la parcela defensiva.

 

Alejado ya del filo del precipicio por el que pareció deambular en el arranque del duelo, el Canarias se topó, sin embargo, con una de las rachas de Iroegbu, que entró en trance desde el 6,75. Con cierta permisividad de un Fernández un tanto hundido, el base de origen nigeriano anotó tres veces seguidas – la última de ellas ya con la marca de Sastre- desde el arco para volver a dar a los suyos cinco puntos de renta (24-19, 15′).

Ahí el Lenovo explotó la conexión Huertas-Ristic (24-23) y aunque en dos ocasiones seguidas Guerra y Cook se metieron en un jardín, el Canarias ya había solidificado sus cimientos defensivos para empezar a inclinar el duelo hacia su lado. Así, con varias acciones de implicación colectiva, el cuadro de Vidorreta se sintió luego mucho más cómodo y fluido en ataque, donde Doornekamp, con dos triples consecutivos, ejerció de desatascador (26-31).

Lo paró Salva Camps, pero el Girona había dejado entrar en escena al Lenovo más reconocible de lo que llevamos de temporada. Con el candado puesto atrás (tres recuperaciones de un Sastre que empezó a amargar a Iroegbu), el cuadro isleño hizo cada vez más grande su lado de la pista. Metros extra virtuales para que Sastre anotara desde la esquina y Huertas sirviera un alley oop para Guerra. Al arreón le añadió Cook un tiro libre para culminar un parcial de 2-18 con el que el cuadro canarista se marchaba 11 arriba al intermedio (26-37).

Sin acercarse siquiera a unos porcentajes aceptables en el tiro, hasta 12 asistencias llegó a repartir el Lenovo en solo 20 minutos. Síntoma de una versión mucho más habitual y en la que tuvieron mucho que ver las solo cuatro pérdidas de un equipo que evitó a toda costa que los locales corrieran. Pero también las cinco recuperaciones que firmaron del minuto 11 al 20. Una de las principales razones por las que su adversario, que hasta la fecha promediaba 88 puntos, se quedara en solo 26 al descanso.

Otro triple desde la esquina de Sastre disparó hasta el 26-40 la renta de un Canarias que pese a conceder varios rebotes en su aro, sí supo mantener su solidez. El propio Sastre tuvo dos tiros seguidos (triple que le hizo la corbata y bandeja) para ponerle casi la puntilla a su rival, pero el balear erró, lo que dio alas a un cuadro local que amagó con desatarse a la carrera (mate de Pons en llegada para el 29-40).

Como si quisiera restañar de inmediato sus errores, el propio Sastre anotó desde el arco y sumó a su cuenta otro robo en línea de pase para que Doornekamp acabara la andanada ofensiva con otros tres puntos (29-46), a los que Shermadini añadió uno más (29-47). Contra las cuerdas, el Girona trató de agitar el duelo, redoblando su presión lejos de canasta y desajustando al bando lagunero, que recibió dos triples en un abrir y cerrar de ojos (38-49).

Un tiempo muerto de Vidorreta y un tapón y canasta posterior de Cook dieron aire a los isleños (38-53), pero de nuevo Colom pareció empeñado en meter a los suyos en el partido (45-53). Otro nuevo riesgo de que el duelo se metiera en una locura nada conveniente, aunque el Canarias supo, como mal menor, bajar de revoluciones al Girona, si bien desperdició varios tiros liberados para volver a dejar groggy a los locales (45-57).

El carrusel de errores se mantuvo en los dos aros (47-59) ya dentro del acto final, y aunque los laguneros enlazaron más fallos de los debidos y entraron muy pronto en bonus, con poco que hicieron de forma correcta (dos libres de Sastre y un robo acabado en mate de Shermadini) volvieron a poner tierra de por medio (47-63, 34′).

Pero con una presión rival cada vez más asfixiante y la garra de Sergi Martínez no solo en la marca sobre Huertas sino también debajo del aro (rebotes ofensivos y tiros libres), al Canarias le empezó a entrar el miedo, ya que su aportación ofensiva fue raquítica: solo dos puntos en más de tres minutos. Eso dio vida a un Girona que llegó incluso a tirar en dos ocasiones para ponerse a cinco (60-68), ya dentro de los tres minutos finales.

En el medio de desconcierto, Huertas evitó males mayores y con una penetración, una canasta desde seis metros a una sola pierna y un tiro libre certificó el segundo triunfo canarista del curso. Ya llueve menos en el mundo aurinegro, que dentro de una semana recibirá en una mejor situación clasificatoria y anímica al Real Madrid.

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