La tristeza de JOEL, al que una chica con uniforme le impidió saludar a Moussa Diagne

Se llama Joel y es conocido en el Carnaval chicharrero por ser el director de una murga infantil y por haber presentado, junto a otros niñ@s, las dos últimas ediciones de la Gala de Elección de la Reina Infantil.

Acudió anoche al Santiago Martín por primera vez en su corta vida. Es un alumno del colegio lagunero Nava La Salle.

Le hacía ilusión ver jugar a su «amiguito» Moussa Diagne, al que conoció en una visita del jugador al centro escolar.

Llegó acompañado de su padre Roberto y de sus tíos y tía. Para él era un día importante y su rostro lo reflejaba.

Joel levanta los brazos tras encestar

Nada más entrar se puso a tirar tiros a canasta y no paró hasta que encestó, lo que celebró por todo lo alto.

Por si fuera poco, la familia le compró el muñeco AURI y un «pinta cara», que de inmediato utilizó para pintarse de aurinegro, además de hacer lo propio con su padre y tío. 

«Rompió» el aplaudidor de tanto que lo usó. Acompañó los cánticos de las peñas y participó cuando salió en el vídeo marcador la ya famosa ardilla.

 

Joe con su padre, su tío y Gio Shermadini, al que cariñosamente agarró de la mano

Encima, el Lenovo Tenerife, «el Canarias», como gusta llamar al equipo su padre, protagonizó una meritoria remontada que le llevó al triunfo.

Joel estaba eufórico. Incluso más que cuando en el descanso saboreó las cotufas de la Cafetería del Santiago Martín.

Pero algo poco educativo pasó al término del encuentro. El niño, al ver cómo otros del mismo segundo anillo bajaban al primero con el fin de acercarse a los jugadores y poder darle la mano o sacarse una foto, le pidió permiso a su padre y trató de bajar. Sin embargo, una señorita con uniforme le cortó el acceso. Le dijo «no puedes bajar».

Joel, decepcionado, buscó con la mirada a su familia. Se acercó la tía a la chica, le preguntó la razón e insistió: «si no es abonado de esta zona, no puede pasar».

Roberto insistió: «¿Y por qué los demás niños y niñas sí». La respuesta fue para enmarcar: «Cuando bajaron yo no estaba aquí».

Se entiende que era miércoles por la noche y que todas estas señoritas que ayudan a los aficionados a acomodarse en sus asientos, quieran regresar a casa lo antes posible, pero… ¿cómo se le puede prohibir a un niño acercarse a los jugadores, en este caso para reencontrarse con su amiguito Diagne, diciéndole que no era de esa grada?

¿Dónde quedó la frase de «dejar que los niños se acerquen… ¡a sus ídolos!». ¿Qué inconveniente pueden causar una decena de peques que solo querían darle la mano y decirle hola a los aurinegros?

Se entiende y agradece que exista seriedad a la hora de controlar el acceso al primer anillo, evitando con ello que personas que compraron entradas del tercero campen a sus anchas en otros, pero… ¡decirle NO a un NIÑO que solo pretendía volver a saludar a su amigo Diagne?

Joel abandonó el Santiago Martín contento «porque al ser la primera vez que vengo al pabellón mi tío no podrá decirme que fui el gafe», indicó en las escalinatas, pero triste porque una señorita uniformada no le permitió saludar a Moussa.

Qué detallazo sería si alguien del CB Canarias contactara con el papá de Joel (dispongo de su móvil) e hiciera viable ese reencuentro Diagne-Joel en un siguiente partido del Lenovo Tenerife.

1 Comentario
  • Guarapín
    Publicado el 11:21h, 30 marzo Responder

    ¿A la de”cuando bajaron yo no estaba aquí” le molestaba tanto que el chiquillo bajara si ya el partido estaba terminado y ganado? Yo, como diría doña Croqueta: “Mi no comprender”.

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