Alberto Corbacho pone punto final a su carrera

«Pelotita, ha  llegado el momento de despedirnos», explica en una carta el mejor triplista de la historia del Obradoiro

Manuel García ReigosaM. G. REIGOSA

Cuando a Chete Pazo le encargaron armar un equipo en la LEB para luchar por el ascenso, tuvo muy claro uno de sus primeros fichajes: Alberto Corbacho, una de las mejores muñecas de la categoría. Lo conocía bien tras el paso de ambos por el Breogán. Y acertó plenamente.

La rotura del tendón rotuliano en su segunda etapa en el Monbus Obradoiro marcó un punto de inflexión en la carrera del alero balear. Tres años después ha decidido poner punto y final a una larga singladura en las canchas. Lo anunció sin alharacas, como eran sus triples, directos y muchas veces aparentemente imposibles. A media noche publicó en las redes sociales una carta de despedida dándole las gracias a la «pelotita» y pidiéndole que «nunca deje de rodar».

Se va el mejor fogonero que ha conocido Sar hasta la fecha. No solo sabía cuidar de la lumbre sino que la avivaba mejor que nadie con sus triples. Cuando entraba en combustión, la grada ya sabía la tormenta que se le avecinaba al rival. Corbacho y la afición del Obradoiro se entendieron desde el primer día, supieron disfrutar mutuamente, y no es fácil que las dos partes sintonicen siempre ese mismo dial.

«Pelotita, después de más de 1.310 triples sonando choof siento que ha llegado la hora de despedirnos, de separar nuestros caminos después de tantos años compartidos. Yo aquí me paro, ¡pero tú nunca dejes de rodar! Muchas gracias pelotita. Muchas gracias baloncesto».

Así pone el punto y final Corbacho a una carera que arrancó en la campaña 2003/04 en el filial del Unicaja de Málaga y en la que pasó por otros nueve clubes. En ninguno estuvo tanto tiempo como en el Obradoiro ni dejó una huella como la del 33 en Sar, donde tantas veces se coreaba el ¡Corbaaaaaaacho, Corbaaaaaaaacho!. Se va el mejor triplista de su historia.

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