La entrevista de Iñaki Aranzamendi a los hijos de SANTIAGO MARTÍN

Mi viejo amigo, aunque es mucho más joven que yo, IÑAKI, es un enamorado del deporte, en especial del fútbol. El Atlhetic de Bilbao es su club, que vive con pasión, como hace con el fútbol de esta tierra canaria.
Hace unas fechas, con motivo del 30 aniversario del fallecimiento del que fuera presidente del CB Canarias, don Santiago Martín Marrero, IÑAKI se reunió con dos de los hijos del presi, Santiago, futbolero también, y Toño, que se decanta por el baloncesto.
Se reunieron para hablar del «jefe» y, ya que estaban en un restaurante, pues por qué no saborear una buena carne y un buen vino de la tierra.
Esta es la entrevista que, tras contar con su autorización, reproducimos:
«DON SANTIAGO EUGENIO MARTIN MARRERO. Un señor. Un auténtico caballero con un gran corazón que se ganó el cariño y aprecio de muchìsima gente. Y además fue Presidente del C.B Canarias en una de sus mejores épocas donde se alcanzaron dos sextos puestos en La Liga ACB (86-87 y 87-88) con sendas participaciones en La Copa Korac… sin olvidar los ascensos de las temporadas 82-83 y 85-86.
Recientemente, se cumplió el 30 Aniversario de su fallecimiento y hemos querido recordar con dos de sus hijos, SANTIAGO y ANTONIO, dos buenos amigos, la figura entrañable de su padre. Comiendo en un guachinche de Santa Ursula y con medio litro de vino en la mesa, fue muy emocionante compartir este ratito con dos maravillosas personas. DON SANTIAGO puede estar muy orgulloso.
– ¿Cómo llega DON SANTIAGO MARTIN al mundo del baloncesto?
SANTIAGO MARTIN: Mi padre era futbolero de toda la vida. Fue secretario del Real Unión de Tenerife, presidente del Real Hespérides, patrocinador de un equipo de lucha, de otro de ciclismo… Montó su empresa en La Laguna y le iba bien. Nunca tenía un no y era muy querido en muchos sitios. Además, era socio del C.B Canarias. Y un día le dije: «papá, te van a poner de vicepresidente en una plancha, van a dimitir y vas a ser presidente». No me lo quiso creer, pero así fue. Y lo convencieron para que se quedara en una de las mejores etapas del Canarias.
ANTONIO MARTIN: En el año 76, se inauguró la cancha del Luther King. El Canarias jugaba allí. Era el Canarias Caja Rural con Domingo Camacho, Fernando Esquivel, Ventura De La Rosa… Mi padre entró al Canarias en la campaña 81-82. Aún recuerdo estar en el recreo del Luther King donde yo estudiaba y ver a mi padre con Alvaro Fajardo y Pepe Cabrera. Alvaro, que era mi profesor de Educación Física, me dijo: «creo que tu padre va a ser presidente del Canarias».
– Bajo su mandato, alcanzan dos históricas participaciones en La Copa Korac, una especie de Copa de La Uefa en fútbol. Sin embargo, a DON SANTIAGO siempre le gustaba estar en un segundo plano.
S.M: Siempre se ponía de pie en la entrada de los vestuarios. Nunca fue al palco. El Canarias era una seda. Nunca hubo problemas. A raíz de que papá muere hubo una lucha de poder entre los ex vicepresidentes que terminaron peleados a sangre y fuego y empieza a ver una deuda tras otra. A mi padre le costó mucho dinero el Canarias. Eso lo defiendo aquì y en Pekín.
– Su dimensión fue de índole nacional.
A.M: Cuando falleció se jugó el Canarias-TDK Manresa. En el palco estábamos mi madre, Santiago y yo. Chichi Kreus, capitán del TDK, vino a entregarnos un detalle. Nunca se me olvidarán sus palabras: «Tu padre era un grande».
– En esos años, llegaron a la isla autènticos mitos, entre otros, de la talla del grancanario Carmelo Cabrera.
A.M: A Carmelo se le caía la baba cuando hablaba de mi padre. Era algo especial. Decía: «cómo se puede ser una persona tan buena».
– Lo dicho. A DON SANTIAGO le costó mucho dinero el Canarias.
S.M: Sí. Eso lo sé yo. Nunca hubo problemas. Cuando ya no estaba pasó lo que pasó. Gracias a Dios quiero agradecer enormemente a Roberto Marrero en nombre de la memoria de mi padre lo que hizo por el Canarias. Es el artìfice de que el Canarias actual esté donde esté.
– Qué te dijo en el sepelio de tu padre el Padre Adán?
S.M: Fue presidente del Canarias y me dijo: «orgulloso tienes que estar porque después de Don Domingo Pérez Cáceres, no he visto tanta gente en La Catedral de La Laguna como hoy».
– Cómo definen en pocas palabras a DON SANTIAGO?
A.M: Nunca decía que no. Todo el mundo era bueno para él.
S.M: La gente, por mi altura (1.93 cm) me dice: «qué grande eres». Y yo contesto: «No, yo soy alto, grande era mi padre».
– Era un gran aficionado al Athletic.
S.M: Era del Real Unión de Tenerife y del Athletic porque es un equipo de cantera, de valores y de idiosincrasia.
– Qué les pasó en el Estadio Heliodoro Rodríguez López en el Tenerife 1-Athletic 1 del curso 61-62?
S.M: Estábamos en la Grada de Herradura. El campo de bote en bote. Yo tenía seis años y estaba sentado en las rodillas de mi padre. Con nosotros estaba Wenceslao Montelongo, árbitro internacional de boxeo y gran amigo de mi padre. Ellos estaban hablando del Athletic y una persona los estaba escuchando. Empezó, «no sé qué, no sé cuánto…». El Tenerife ganaba 1-0 y cuando el Athletic empató, mi padre saltó. Ese hombre se enfadó y cuando mi padre se levantó con los dos metros que medía y aquel medía 1.60 cm… «no, no, usted perdone, puede decir lo que usted quiera»… le dijo. Me acuerdo como si fuera ahora mismo.
– Nada más entrar a tu casa se reflejaba el espíritu rojiblanco de San Mamès.
A.M: Don Cosme Del Clos Itziar, proveedor principal de la cristalería de mi padre, estuvo aquí en Tenerife y le regaló un escudo del Athletic y otro de Vizcaya tallado en madera que presidía la entrada de mi casa.
-Qué sienten cuando bajan por la autopista norte destino Santa Cruz y ven el nombre del Pabellón Insular SANTIAGO MARTIN.
S.M y A.M afirman pràcticamente lo mismo: «Vio iniciar su construcción, pero desgraciadamente no lo pudo ver terminado. Es una de las penas más grandes que tengo. Se me ponen los pelos de punta cada vez que paso por allí. Es lo más grande que hay. Es el orgullo más grande para toda mi familia.
– Hay dos ejemplos muy claros que hablan del gran corazón que tenía DON SANTIAGO.
A.M: Mi padre se sentaba en el baño. Salía una cucaracha y en lugar de matarla le echaba miguitas de pan. Y un día la vio muerta y se agarró un cabreo que no veas.
S.M: Llegó un ratoncito a la cocina. Mi abuela le dijo que lo matara… Para nada lo mató. Le dijo con la escoba, «huye ratoncito, huye».
1 Comentario
  • Miguel Feria Rodríguez
    Publicado el 08:10h, 23 abril Responder

    Santiago Martin, un grande-grande. Yo puedo añadir que le conocí mucho antes de llegar al Canarias, desde que la Cristalería de su propiedad no estaba en Bencomo 6, sino en Bencomo 14, en los bajos de nuestra casa familiar. Recuerdo entrar de pequeño muchas veces en la cristalería y verle allí, en la minúscula oficina de la entrada, con su cara siempre bonachona y sonriente. Una persona buena de las que no abundan. Mi padre y Santiago fueron amigos y se ayudaron mutuamente y fueron confidentes deportivos . Ambos presidieron, ayudaron e impulsaron el deporte de la época como pocos entonces. Personas a las que se echa sin duda de menos ahora. Con su hijo Santiago empecé un verano a practicar en La Manzanilla el atletismo de forma más seria , de la mano de Diego Álvarez. Un saludo a toda la familia, con la que siempre tuvimos muy buenas relaciones y felicitaciones por tan bonito y emotivo reportaje.

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