Hernández Rizo: «Solo rezo para que el legado del Canarias permanezca en el tiempo»

El ‘zorro plateado’, considerado un icono del baloncesto isleño, protagonista en la última edición de ‘Confesiones’ en la Televisión Canaria

Cristian Olivares

José Carlos Hernández Rizo ha sido el gran protagonista este sábado de la última emisión de ‘Confesiones’, el atractivo y ambicioso proyecto de ETIQUETA AZUL PRODUCCIONES que se emite cada sábado en Televisión Canaria. El ‘zorro plateado‘, como es conocido en el mundo del deporte, que lleva toda su vida con un balón naranja de baloncesto en sus manos, se sincera con relatos únicos de su vida personal y profesional junto a Pedro Guerra, productor ejecutivo y presentador del citado espacio televisivo.

Considerado como todo un icono del baloncesto en Canarias, los inicios de Hernández Rizo fueron como jugador, pasando por ayudante en los banquillos hasta convertirse en entrenador jefe de varios clubes, entre ellos el Hispano Inglés o el CB Canarias, legado que ahora transmite a los técnicos más jóvenes de Tenerife. «Es una pasión. Mi definición es la pasión por el basket, es mi vida», reconoce a la vez de valorar el actual estado de forma que atraviesa el CB Canarias -Lenovo Tenerife- en la Liga Endesa. «Lo que me parece increíble es el sueño de club, la estructura que se ha logrado hacer, la humildad o el no molestar a nadie. Además, el reconocimiento a los que estuvimos antes, ya que no dejan de tenernos en cuenta. Mirar atrás es mirar el presente y mirar el futuro», destaca.

«Carmelo Cabrera era un adelantado a su época, un jugador distinto, el jugador perfecto para cambiar cualquier partido»

«Jugué el primer partido de mini que hubo en Tenerife, cuando la explosión con Anselmo López, allá por 1962 o 1963 (…). Fue impresionante. Nos vistieron como si fuéramos americanos. Ese partido fue un festival. En general, fue el inicio del mini-basket en Tenerife y en Canarias», recuerda Hernández Rizo, quien se decidió por el baloncesto antes que por el fútbol, en parte, gracias a su padre. «Siempre me queda que él, como lagunero, nunca me vio dirigir al Canarias», lamenta. «Recibí una llamada de Pepe Cabrera en la que me dijo que querían hablar conmigo. Pensé que era un vacilón. Luego, vinimos de Sevilla, me senté con él y me dijo que teníamos que subir. Ahí es cuando hay dos personas, una sobre todo, que me marca y me condiciona mi forma: Carmelo Cabrera. El hecho de entrenarle… No me lo creía», rememora.

José Carlos Hernández Rizo durante la cita con 'Confesiones'. / Miguel Barreto.

José Carlos Hernández Rizo durante la cita con ‘Confesiones’. / Miguel Barreto.

Y es que José Carlos Hernández Rizo se vio de pronto liderando a un equipo repleto de talento -temporada 1985-1986- que logró el ascenso. «Podíamos hacer de todo un poco. Tener a Carmelo y a bueno jugadores nos hizo rematar el objetivo en Granada», destaca antes de alabar una vez más la prestigiosa figura de Carmelo Cabrera. «En Tenerife sí le recordamos mucho y le seguimos llamando a todo. Aunque los niños no lo conozcan, sus padres sí que lo conocieron. Entonces, todavía hay una corriente porque aquí nos hemos aprovechado de lo buena persona que es. Era un adelantado a su época, un jugador distinto, el jugador perfecto para cambiar cualquier partido», recuerda. «Seguro», responde incluso al ser cuestionado sobre si Carmelo podría haber jugado en la NBA.

«Mi sueño con el Canarias es seguir así. Solo rezo porque este legado de club se mantenga en el tiempo»

«Aquí, en mi casa, lo tenía todo. Es verdad que con 38 años pensaba que estaba bien (…). Estaba muy cómodo y me daba miedo dejar a mi hijo, que tenía 8 o 9 años, además de la niña más pequeña. No sé, dije que no. Seguro que hubiera sido una experiencia personal, pero en aquel momento… Yo me considero un entrenador de baloncesto, no un entrenador de élite. Yo soy entrenador de baloncesto y mi obra es el baloncesto de formación. Sí, esa es mi obra», reflexiona el ‘zorro plateado’, quien claramente cuenta con toda una vida dedicada al baloncesto.

Pedro Guerra (izquierda) junto a José Carlos Hernández Rizo (derecha) en 'Confesiones'. / Miguel Barreto.

Pedro Guerra (izquierda) junto a José Carlos Hernández Rizo (derecha) en ‘Confesiones’. / Miguel Barreto.

Ahora, mucho ha cambiado la vida dentro del baloncesto y, más en concreto, en el CB Canarias. «Tengo esa envidia sana, pero es verdad que soy muy feliz viendo lo que hacen ahora. Me siento muy orgulloso de que esté Aniano Cabrera, me siento muy cercano a Txus Vidorreta, al que cuando llegó le dije que nosotros éramos su club y él era nuestro entrenador. Siempre le digo que tiene que mantenerse aquí hasta 2030», bromea entre sonrisas. «A partir de la victoria número 12 o 13, me relajo. Yo le doy mucho valor a estar en la ACB, pero nunca pierdo que miremos hacia arriba, aunque también hay que mirar hacia abajo», destaca desde su experiencia.

«No vamos a estar siempre arriba, pero lo importante es mantener estos valores y que se mantenga la tradición de ser un club representativo»

«Mi sueño con el Canarias es seguir así. Solo rezo porque este legado de club se mantenga en el tiempo. Lo único que siempre les mando es que disfruten porque esto es para disfrutarlo. No vamos a estar siempre arriba, pero lo importante es mantener estos valores y que se mantenga la tradición de ser un club representativo», asegura antes de volver a echar la vista atrás. «El momento más duro fue en Gijón, cuando sube el Granca y nosotros no, en la temporada 1995/1996, después de un año magnífico, en el que fuimos los mejores de todos los grupos. Incluso en el partido decisivo ante el Gijón íbamos ganando por 15 al descanso. Fue duro», sentencia.

1 Comentario
  • Romualdo M. García Eugenio
    Publicado el 15:27h, 28 abril Responder

    Romualdo M. García: Rizo, un señor siempre, la humildad y el esfuerzo jamás son cuestionadas en su ideario, con él son ejemplares, por eso se le valora más como persona que como entrenador, donde también es un gigante que ha escrito lo mejor del baloncesto tinerfeño.

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